El Secreto del Éxito… o del sutil Arte de mandar todos al Carajo.

Todos queremos el éxito en nuestras vidas; lo que pasa es que Éxito significa tantas cosas diferentes, todas ellas dependiendo de quién lo piense. Para un padre de familia en Somalia, el éxito será traer cada día algo de comida a su casa, mientras que para un corredor de bolsa en Wall Street, el éxito será alcanzar un bono anual que supere las 7 cifras. Cual es más exitoso?, ambos, a su propio modo. El padre de familia si no lleva la comida a su casa cada día, verá que sus hijos empezaran a deteriorarse y eventualmente morirán, creando caos total en su vida. El corredor de bolsa que no lleve su gran cheque a casa no podrá pagar su apartamento en el Upper-West-Side, lo podría perder y eso sería desastroso para su estilo de vida. Lo que quiero decir es que Éxito significa algo diferente para cada quien, porque cada uno de nosotros tenemos creencias, vivencias, sueños, deseos y contextos diferentes. Por esto, antes de querer alcanzar el éxito, lo primero es entender que significa esta palabra para cada uno: entender el contexto de nuestras vidas, clarificar nuestros sueños, entender los motivos para querer hacer algo y buscar cómo el alcanzar esto nos dará felicidad, que es al final de todo la razón para querer alcanzar el éxito. El éxito solo será una meta deseable si nos trae felicidad y bienestar, ya que en los casos contrarios entramos en el campo de las tergiversaciones psíquicas o maquiavélicas como Hitler u otros que no vale la pena entrar a analizar.

El éxito será entonces el cómo alcanzar aquella meta que nos hemos propuesto en la vida. Y suena sencillo, pero es bastante complejo para la mayoría de nosotros.

Pasaré muy rápido por la primera parte, y es definir aquella meta o punto de llegada al cual llamaremos éxito. Normalmente, este punto todos lo tenemos claro, pero lo llamamos diferente: unos lo llaman sueño, otros ilusiones y otros más se refieren a él como “que haría si no tuviera que trabajar”, o “como viviría si no tuviera que pagar mis deudas”.  En mi caso es sencillo: Quiero crear, construir cosas, crear compañías, crecer compañías. Tener ideas y llevarlas a la realidad, y que en ese proceso, muchas personas se beneficien.

Después de tener esto claro, llega la parte más compleja: ¿Cómo alcanzarlo? Y aquí es donde quiero referirme al “Sutil arte de mandar todos al carajo” o como lo dicen los americanos, “don´t give a f@ck”. Esta es la parte más importante, más difícil y de la que menos gente habla.

En Colombia y en general en Latinoamérica, vivimos en una sociedad con parámetros claros de que se puede hacer, que no, como se debe vivir, como ser bueno y como ser malo también. Tenemos claro en la mayoría de los casos que es ser exitoso para el común de la gente. Familia, carro, casa, finca y vacaciones regulares. Pero este sueño es el primero que hay que mandar al carajo. El sueño de La Casita (Familia+Carro+finca+Vacaciones) como yo lo llamo es la mayor restricción para que todos alcancemos nuestros verdaderos sueños, porque limita, constipa y extermina de plano la oportunidad de tener vidas felices pero que no cumplan con este perfil. Por eso, lo primero es mandar al carajo este sueño y que no nos importe (o don´t give a f@ck”) lo que las familias, los amigos, los jefes u otros piensen de nosotros por querer construir sueños propios, únicos, soñados para nuestras propias vidas y no para la vida de otros que diseñaron los sueños clásicos de nuestra sociedad.

Lo segundo es mandar al carajo (o “don´t give a f@uck”) acerca de todas las creencias que nos metieron en la cabeza: eso es muy difícil, conténtese con lo que tiene, no sea desagradecido, es mejor mala conocido que bueno por conocer…. etc., etc. Para alguien como yo además criado bajo principios católicos, implica un paso más, y es el mandar al carajo las creencias de que el dinero es malo, de que vinimos a sufrir en este valle de lágrimas y tantas otras preconcepciones que muchos asumimos como propias y que en realidad son simplemente conductas diseñadas que nos inculcaron con algún fin específico y oculto que aun desconozco. El mandar al carajo todas estas creencias implica asumir una libertad inmensa: desapegarse de conductas y creencias que nos limitan y abrirnos al potencial infinito de nuestras propias capacidades y sueños.

Por último, implica mandar al carajo nuestros propios miedos. Esta es la parte más difícil, porque después de habernos desprendido de los sueños preestablecidos por otros y haber creado nuestros propios sueños, después de haber mandado al carajo a todos los demás que quieren imponernos sus creencias y limitaciones, viene la parte más compleja: mandar al carajo nuestros propios miedos, que no son más que aquella parte nuestra desarrollada por miles de años, que busca “protegernos” de los peligros. Implica sobrepasar los impulsos de nuestro cerebro primario que nos manda a correr o a pelear en momentos de miedo e incertidumbre, de temor ante lo desconocido. Esto solo se puede lograr entendiendo que no hay nada que perder, que no hay nada que temer y que todo se puede. Si otros humanos han logrado crear grandes cosas, nosotros también lo podemos hacer, porque tenemos el mismo ADN, la misma capacidad cerebral, la misma estructura ósea y cognitiva. Tenemos todo lo esencial igual, lo que implica que bajo las condiciones adecuadas podemos alcanzar lo mismo o más que aquellos grandes genios que se atrevieron a soñar. Si ellos lo hicieron, es porque todos nosotros también podemos. Solo implica que nosotros mismos creemos las condiciones adecuadas: tengamos la meta, creemos la motivación, hagamos el esfuerzo y creamos que si se puede y que si vale la pena alcanzarlo.

Por último, implica No mandar al carajo aquellos que están a nuestro alrededor, así piensen diferente, pero mandar sus creencias al carajo, y no importarnos (o “don´t give a f@uck”) acerca de sus dogmas, limitaciones o críticas, porque todas esas partirán de sus limitados puntos de vista, los cuales entendemos y respetamos, pero no compartimos, y no permitimos que se conviertan en nuestros propios limitantes.

Ahora, yo tengo claro que es lo que voy a mandar al carajo a partir de ahora. Y tu?, que vas a hacer?

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