Medio siglo es un ratico:

Hoy cumplo 50 años… medio siglo, 18.262 dias o 438.288 horas. Durante este tiempo, mi corazón ha tenido más de 1.500 millones de latidos y he respirado más de 500 millones de veces. De esto no he sido consciente, la verdad, pero de lo que he sido consciente es de los lugares que he visitado, de sus olores y colores, o de las personas que he tenido en mi vida, de la textura de sus manos, de sus palabras, de sus facciones y de sus corazones. Al cerrar los ojos, veo un sin número de personas y lugares que han marcado mi vida y que me han permitido aprender y gozar y, al cumplir 50 años y empezar esta nueva etapa, quiero reconocer a través del compartir con ustedes lo que he aprendido en este tiempo:

  • La vida es mágica, lo creas o no: A lo largo de toda mi vida, he visto claro un hilo conductor que ha guiado cada paso, como si un gran arquitecto hubiera diseñado mi camino mucho antes de llegar aquí, atando todos los caminos, momentos y personas que debería encontrar. creando las coincidencias que hoy veo que eran magia en acción. Desde las personas que he conocido, el encuentro con mi esposa, los trabajos que he conseguido… todos han llegado a través de eso que antes llamaba coincidencia, y que hoy reconozco como lo que es: magia en acción, diseñada desde antes para mi propia felicidad.
  • Nunca dejamos de ser niños: Al mirarme en el espejo, algunas veces no me reconozco, por que más allá de este pelo blanco, o las arrugas que mi esposa ha querido convencerme que desaparezca con Botox, lo que veo es aun un joven, con los ojos ardiendo de ganas de comerse el mundo, con ganas de probar todo y verlo todo, de hablar con todos, de aprender cosas nuevas y de seguir creando. Sigo siendo en el fondo ese niño o joven que sueña con un día tener una camioneta grande, que no es otra cosa que tener su Tonka pero en la vida real, o de recorrer el mundo aprendiendo a hacer pizzas en Italia o a escribir en Paris. Y aunque esos sueños están todos vivos, luchando adentro por salir y ser cumplidos, lo único que ha cambiado es la paciencia para observarlos con cariño y cambiarlos por la certeza, paz y felicidad que me da el estar con mis hijos, el disfrutar de una tarde tranquila o de un vino con mi esposa. Crecer y alcanzar los 50 es seguir siendo ese niño en el fondo y, al mismo tiempo, el adulto que lo cuida con cariño y con amor… dejándolo disfrutar de algunos de sus sueños mientras sigue cultivando la paz y serenidad que da el llegar a la madurez.
  • La llama de la vida sigue ardiendo: Cuando me imaginaba como sería llegar a los 50, siempre me imaginé estar cerca de retirarme, con todo solucionado y poco por alcanzar… lo veía como un punto de llegada a una meseta donde la vida sería más calmada y talvez más tranquila. Pero hoy veo que no hay tal meseta, y que la vida sigue en esa misma subida de la cima que tal vez nunca se alcance… aun hay metas por alcanzar, sueños por cumplir, gasolina por dar, canciones por cantar y versos por escribir… los 50s no son ese punto de llegada que pensé; son solo una parada más y, aunque tal vez el paso ya sea un poco menor que el de antes, será más seguro y firme que antes!
  • No hay que volver a donde fuiste feliz: Al mirar atrás, siempre se recuerdan lugares o momentos donde fuimos felices y siempre tenemos la tendencia de querer volver allí para recrear ese sentimiento que nos marcó. Hoy he aprendido que los recuerdos de felicidad de un lugar o de un momento, sea el que sea, solo viven en nuestra memoria, y que esos lugares hoy están vacíos, por que ese sentimiento que recordamos fue producto de unas circunstancias únicas que difícilmente se van a repetir. Por eso, volver a esos lugares buscando los recuerdos no solo es infructuoso, sino que genera frustración al preguntarnos donde fue todo eso. En mi caso, volver a San Bernardo del Viento no traerá el recuerdo de la familia cálida y de las vacaciones de la niñes, y volver a San Francisco no revivirá ese olor a mar y fiesta que sentía al salir de Ruby Skie, o el sentimiento de estar en “el tope del mundo” al caminar en Lake Tahoe. Hoy ya no busco eso, y lo cambio por crear nuevos sentimientos al querer caminar por el Boulevard Saint-Germain o la 5ta Avenida de la mano de mis hijos y mi esposa.
  • Finalmente, el reconocer que no sabemos nada de la vida: En mis 30´s y 40´s, creía que tenia la vida “decodificada”, que sabia la fórmula para alcanzar la felicidad y el éxito en la vida. Hoy veo que todo lo que creía estaba equivocado, y que la vida al final es más simple y más compleja de lo que creía.  Más simple en el sentido de que al final, todo saldrá bien y que el universo nos cuida para cumplir todos nuestros sueños, y más compleja porque rara vez la vida será esa línea recta sin mayores sobresaltos que nos imaginamos y, en su lugar, será en realidad una montaña-rusa que nos estremecerá al máximo en cada curva y que la única forma de sobrevivir, sería disfrutándola en cada giro, soltando las manos y dejándonos llevar sin miedo… sabiendo que todo estará bien.

Al final, 50 son solo un número, que pesa si… pero que a la vez libera, ya que hoy tengo claro que no tengo que hacer nada que no quiere o hablarle a quien no quiera. Tengo la libertad de escoger mi propio camino y la claridad de que solo a mi me debe gustar el rumbo que decida y que los demás que me quieran, entenderán cada ruta que tome y cada destino. Hoy, creo que los 50 no significan otra cosa que la libertad de dejar a ese niño interior, ¡por fin ser libre!