Julio – Un cuento de Amor

Hace aproximadamente 20 años, en el Café del Dodge en Palo Alto (CA), empecé a escribir lo que soñé sería una historia de 12 cuentos, cada uno contando una historia de amor en algún lugar. La primera fue “Julio”, la cual se desarrollaba en Estambul, una ciudad a la que nunca había ido pero que me atraía enormemente. Desde allí, a miles de kilómetros de Turquía, escribí el primer cuento de esto que podría ser un recuento de 12 historias de amor y de sueños. Hace poco, caminando por Venecia, me encontré al doblar en una esquina con el original Café del Dodge, y sentí que esto era un mensaje.. por lo que aquí les comparto “Julio”, espero les guste:

JULIO:

Taruk era pobre, muy pobre, más de lo que él quisiera y más de lo que la mayoría de la gente pudiera creer. Había nacido en una familia de muy bajos ingresos, donde el padre los había abandonado desde chicos y su madre trabajaba como podía, rebuscando su vida en el Gran Bazar, o mejor en el Kapalıçarşı cómo en aquel barrio lo conocían. Saadet su madre tenía 5 hijos, lo que eran muchas bocas para alimentar para aquella pobre mujer, de espíritu simple y autoestima baja. Después de que su marido la abandonó, se levantaba todos los días más por la rabia de no dejarse morir por aquel abandono, que por el deseo mismo de vivir aquella vida que su dios le había dado. En las noches pensaba que ese era su destino, propiciado tal vez en castigo por algún pecado de sus padres que ella desconocía.

Cuando Saadet salía al mercado cada día, sus hijos quedaban cada uno a su propio destino, ya que su madre no tenía ni el temple, ni la mente para cuidar de aquellos 5 hijos, barones y hambrientos, en aquella ciudad que cada día le parecía más grande, más agresiva y sí, más triste. Normalmente Taruk la acompañaba al Gran Bazar, y allí gastaba el día recorriendo sus callejones y hablando con cada persona que se encontraba. Era un joven tímido, pero inquieto, y ese deseo de aprender y de preguntarlo todo lo hacía romper su timidez. En el Bazar era conocido porque todos los días recorría sus callejuelas con una sonrisa fresca y un deseo de saberlo todo que se le veía en sus ojos, y le salía por su boca con preguntas detalladas e inquietas que hacía a todos aquellos que se atravesaban en su camino.

De donde eran los famosos pistachos de la tienda Malatia Pazari? eran realmente de Irán?, y las esencias de dónde venían?, y como hacían para que su olor durara tanto?, era cierto que tenía intestinos de gato? Sus preguntas eran sinceras, indiscretas, y en la mayoría de los casos, se quedaban sin repuesta, porque aquellos contertulios de bazar sabían poco o menos que él de aquellas encrucijadas del intelecto.

De todas aquellas personas, el más cercano a Taruk era Ugur, un hombre mayor que vendía lámparas de aceite antiguo recolectadas por todo el mundo, o al menos, era lo que él decía.  A Ugur, aquel niño le llamaba profundamente la atención; solo vio a su madre un par de veces y pudo adivinar el desgano de aquella mujer por la crianza de sus hijos.  Lo impresionaba la vivacidad de Taruk, su deseo de aprender y su coraje para mantenerse vivo, y mucho más, sonriente, considerando toda su historia. Ugur adivinó que aquel niño nunca había pisado una escuela y que nunca lo haría, por lo que decidió enseñarle un par de cosas. Empezó con matemáticas ya que se imaginó que tendría que saber algo de números para poder ganarse la vida. Acordaron dos clases por semana, las cuales se llevarían a cabo los martes y jueves a las 2:00 p.m. en punto. El horario fue escogido porque aquellas eran las horas más vacías del bazar y así, pensó Ugur, podría luchar contra su sueño y tedio de una forma más productiva, en lugar de oír aquellas historias de radio que tanto le gustaban, pero que tan poco le servían.  Las clases empezaron un 1 de junio, para que coincidieran con la entrada del verano. Desde las primeras clases, Taruk mostró como siempre un deseo intenso por aprender, una inteligencia mayor a la que Ugur esperaba y una habilidad natural para los números. En las primeras semanas, pudieron estudiar las sumas simples de un solo dígito, y ya en la tercera semana pasaron a la suma con dos dígitos, lo que era un gran logro para Ugur, quien pensó inicialmente que aquel escuálido Taruk no pasaría de saber sumar más allá de 10. El primero de julio, cuando el calor se intensificaba al máximo y la humedad se hacía casi irresistible, Ugur y Taruk iniciaron con las clases de resta, para pasar después de 3 semanas a la división. Aquel niño era disciplinado e inteligente, y se había propuesto aprender más rápido que cualquiera. Empezó por primera vez en su vida a soñar, y su primer sueño fue convertirse en el hombre más rápido en saber contar, multiplicar o dividir de aquel bazar. Pensaba que todos los demás pedirían su ayuda cuando no pudieran hacer un cálculo complejo, o cuando sus viejas calculadoras se descompusieran; todo el mundo lo conocería en el gran bazar y se haría famoso, sería reconocido y así, su madre estaría orgullosa de “el gran Taruk el matemático”.

A los 5 meses de estar estudiando con el Señor Ugur, Taruk ya dominaba la suma, la resta, la multiplicación y la división, lo cual para él era no solo un gran logro, sino que también lo hacía creer que era especial. Su caminar había cambiado, así como la mirada de sus ojos. Se le podía ver a aquel chico más confiado, con la superioridad que da el creer que se sabe más que lo que lo otros saben, o lo que es lo mismo, ignorar lo que el otro sabe y creerse ingenuamente que aquello que él sabía, era más de lo que los demás sabían. Siendo como fuera, aquel conocimiento y aquellos sueños le hicieron sentir más vivo, con más sueños y con más, mucho más deseo de aprender.  Lo que no sabía Taruk era que para su edad, ya todos los niños sabían no solo esto, sino muchas otras cosas. Pero él no lo sabía y aquella ignorancia ese era su gran secreto! Caminaba confiado y seguro, como aquellos que van por el mundo sin saber que una gran sorpresa los esperaba muy pronto.

Las clases con el señor Ugur continuaron por muchos meses más. Pasó aquel invierno y llego una nueva primavera, y para ese nuevo mayo, ya Taruk estaba aprendiendo a escribir de manera corrida. Con una letra terrible, las palabras le fluían en el papel de forma graciosa y ligera. A parte de las clases con el señor Ugur, poco más pasaba en la vida de Taruk. Algunas veces salía del Bazar y se dirigía al parque de Cankurtaran, donde se sentaba por largas horas a ver el agua y el mar. Allí soñaba, lo cual era su plan preferido; en aquel parque podría ver como el Bósforo iniciaba ese trayecto a través de aquellos continentes, mezclándose de forma tranquila y placentera, como era su vida hasta aquel día, a pesar de la pobreza que asfixiaba y el hambre que le recordaba quien era y de donde venia. Allí, viendo el mar, viendo como las olas se acariciaban una a otra y esos dos continentes parecían tan cercanos que así se tocaban al final de cada orilla del Bósforo, pensó por primera vez en el amor. Se imaginó allí su vida de genio matemático, con un gran amor, uno que encontraría y con el cual se quedaría para siempre. Se preguntaba allí sentado, si aquel amor vendría por el Bósforo, o si tal vez la traería uno de tantos barcos que veía cruzar por aquel estrecho…. Viniendo tal vez de Asia o Europa, o de alguna región lejana, cargada de historias y de nuevas cosas para contarle y aprender aún más. Soñaba con alcanzar algún día el Mediterráneo y recorrer sus costas, bañarse en sus aguas y, porque no, pasar unos días en una playa de Italia o España de esas famosos que veía en los calendarios del gran bazar. Soñaba con ese mar que veía y con todos los sitios adonde este lo podría llevar; soñaba con todo, y con todos, con la ingenuidad y la chispa que solo pueden aquellos que no tienen nada y que, por esto, creen todo sueno igual de posible e imposible al mismo tiempo: de la anda al todo siempre habrá un solo paso, pensó aquel día.

Su vida pasó así, entre tardes de clases, recorridos por el bazar y conversaciones con todo tipo de personas, a las cuales Taruk les preguntaba de todo, de donde eran, porque habían terminado en el bazar, que buscaban y, la misma pregunta que siempre hacia a cada uno de ellos: Cuáles eran sus sueño. Así, Taruk supo que el señor Ozpetek, quien tenía un puesto de antigüedades en el sector Mahmut Paşa Kapısı del Gran bazar, había antes tenido una librería cerca al Parque Yildiz en el norte de la ciudad, pero se había quebrado, momento en el cual tomó las pocas cosas que le quedaban  y se dirigió al gran bazar, donde sabría que encontraría una solución a sus problemas, como tantos habían encontrado allí por siglos enteros. También conoció a Tolga, un joven negro que trabajaba de ayudante en una tienda de telas en otro sector del Bazar, y cuyo gran sueño era ser jugador de futbol en el Galatasaray, por lo que todas las tardes salía de su trabajo y se iba a practicar futbol, con el sueño más que de ser profesional, de un día salir de pobre y de tener que comer. Conocía también a la señora Akalay, quien soñaba con un día aprender a hacer fragancias y jabones con esencias, como las que hacía mucho tiempo había visto hacer a su abuela, pero con la desgracia que todas sus recetas de fragancias se habían perdido al momento de su muerte. Conoció entre otros al señor Turgul, de quien aprendió el arte de seleccionar las mejores y más frescas verduras y quien era capaz de saber si unos tomates eran adecuados para una deliciosa sopa de Domates, o si era mejor llevar aquel día unas buenas berenjenas para hacer un buen puré ó Patlican salatasi como lo conocían allí. De todos aquellos aprendió tantas cosas, todas buenas y positivas, que hicieron que aquel joven viviera y construyera un mundo irreal, extraño a su realidad, construido con base en ideas, enseñanzas y sueños recolectados y grabados mentalmente en aquellas tardes en al parque Cankurtaran.

Sus días eran tranquilos, y comía de aquello que le daban. Su sed de aprender y de ser alguien algún día, lo hacían olvidar de donde estaba, de su familia, y de la desgracias que le esperaba cada noche al llegar a su casa. Sus hermanos vivían de forma desordenada. Su hermano mayor, Yavuz, se había convertido en ladrón de baratijas en las tiendas del bazar, por lo que no era querido por nadie allí. Le seguía Saadri, quien se había ido hacía muchos años de la casa y nadie sabía nada de él, se rumoraba que estaba en Ankara o tal vez en Sinkan, pero nadie se había tomado el trabajo de ir a buscarlo, ya que tal vez era una bendición que se hubiera ido. Ahmet era su único hermano cercano y quien había escogido una buena pero dura vida trabajando de ayudante en un mercado en la ciudad antigua. Algunas noches, cuando el cansancio no los vencía, hablaban de cómo sería la vida cuando crecieran y compartían sus sueños y deseos. Ahmet fue siempre bueno con Taruk, quien era el menor de sus hermanos, y nunca intentó persuadirlo de sus grandes sueños, ni le dijo la verdad sobre el mundo y, mucho menos, le hablo del amor. Nadie tuvo el valor de decirle a Taruk que, en aquella sociedad, para encontrar a la mujer de sus sueños debería tener dinero y posición, dos cosas que Taruk no tenía y tal vez nunca podría tener. Su gran riqueza eran los sueños, y esos a duras penas le alcanzarían para conquistar un perro, o un gato callejero de su vecindario, pero nada más. Desde tiempos inmemoriales, allí en Constantinopla conseguías la mujer que tus ingresos y tu estatus te permitían conseguir. La gran ventaja de Taruk era que no sabía esto tampoco, y como no lo sabía, para él dicha realidad no existía, lo que le permitía seguir soñando con ser famoso en el bazar y encontrar el amor, el de su vida.

Lo de Taruk era el clásico engaño de la ignorancia, que siempre crees que te hace feliz, hasta que la verdad y la realidad te abofetean en la cara con tanta fuerza y tanta rapidez, que no te da tiempo de reaccionar ni mucho menos de darte cuenta de que es lo que está pasando. Es en ese momento, aquella ignorancia se odia y se desprecia, y se añora la verdad, aunque la misma hubiera llevado implícito el veneno para los sueños, y por ende, para la dicha vivida que fueron los mismos sueños. Pero allí, en aquel verano caluroso de aquella ciudad, Taruk no lo sabía, y su ignorancia lo hacía feliz.

Frente al local del señor Ugur, existía una tienda reputada y famosa llamada Cankurtarán, donde se vendían especies, jabones con esencias, inciensos y muchas otras cosas. Por aquellos días, el señor Arkin, su dueño, sufrió una terrible enfermedad y no pudo volver a atender su local en el Bazar. Arkin se ganaba la vida y la de su familia comprando y vendiendo también extraños frutos secos traídos de África y del Mediterráneo.  Ante aquella calamidad, lo tradicional era que el hijo mayor tomara el lugar del padre y siguiera con el negocio familiar, pero Arkin no tenía hijos, solo una hija, un perro enfermo y su vieja esposa. Ante esto, la familia tomó una decisión casi  subversiva para aquella época, ya que Melike su única hija tomaría su lugar en el bazar. Sería solo por unos días mientras su padre se recuperaba, pensaron todos. De nuevo, la ignorancia y le desconocimiento de lo que traería el futuro los dejaría a todos tranquilos y confiados, o al menos, menos compungidos ante la ignorancia de todo lo que aquella simple decisión traería, y que cambiaría la vida de tantos.

Melike significa reina en Turco, y el nombre había sido elegido por su padre porque aquella hija única era eso para él, su princesa, alrededor de la cual giraba todo su mundo y el de toda su familia. Ella era hermosa, bajo cualquier término que se le mirara. Tenía una tez blanca, muy blanca para haber nacido en aquella parte del mundo; tenía unos ojos miel, profundos como el Bósforo; sus labios eran tan delicados como los más bellos Tulipanes que crecían en aquella tierra; su cuerpo era pequeño, pero hecho con una simetría tal que era prueba viviente de los cálculos de la perfecta anatomía y las proporciones humanas planteada siglos atrás por Miguel Angel; seguro aquel genio encontró a Melike en alguno de sus sueños y plasmó sus medidas como aquellas que reflejaban la simetría perfecta. Pero aparte de ser bella, tenía una inteligencia superior y un carácter que hacía que aquellos hombres fuertes y curtidos se vieran débiles y afeminados a su lado. Ella era una diosa encarnada por un tiempo en el cuerpo de un humano, hasta aquel momento, solo con la función de alegrar aquella familia.

El caos fue total cuando todo el bazar se enteró de la llegada de Melike; hombres de todos los tipos iban a comprar aquellos dátiles, jabones y esencias, solo con el pretexto de verla. Aquellas ventas nunca se habían visto en aquel local. Melike en su inocencia propia de sus 20 años recién cumplidos creía que aquello había sido producto de su carisma y de su capacidad natural para las ventas. Aquello había sido, según ella, la prueba de que había venido a este mundo para algo más que ser bella.

Para Taruk, la llegada de Melike fue alucinante, aterradora y caótica. Alucinante porque nunca había visto una mujer tan bella en su vida; tampoco imaginó nunca que aquella belleza pudiera convivir con aquel carácter y aquella inteligencia. Fue aterradora por todo aquello que empezó a sentir: sudaba sin control, no podía dejar de pensar en ella y su corazón parecía salírsele cada vez que la veía. Y fue Caótica porque aquella rutina que por tantos años lo había hecho feliz, se vio transformada por un permanente desasosiego, un deseo permanente de todo y de nada y una locura inentendible para él.

Al principio pensó que era obra de alguno de los demonios de aquellos que decían deambulaban por aquel bazar. Por varios días seguidos, dejo de ir al parque de Cankurtaran y cambió su rutina para ir al templo de Sultanahmet Camii ó la mezquita azul, buscando allí tal vez la liberación de aquellos demonios que habían hecho que su vida estuviera al revés.  Camino largas jornadas por la calle Istiklal, desde la plaza Taksim  hasta la esquina de Galatasaray, buscando gastar su ansiedad en aquellas antiguas baldosas que habían visto recorrer a tanta gente por sus calles, cada uno con sus propios sueños y demonios por espiar a lo largo de aquellas calles y cafés.  Allí recordó que alguna vez en su niñez había oído que a Adnan, un vecino de su madre le había dado mal de ojo, y la única solución fue la de nadar desnudo en el Bósforo al amanecer cuando la luna estuviera en menguante. Buscando ahogar ese mal de ojo en el Bósforo, Taruk casi se ahoga una madrugada porque a duras penas sabía nadar, y en ese momento prefirió vivir su locura, fuera cual fuera, que terminar con sus demonios muriendo ahogado en el intento.

Sus días eran largos y angustiosos, ya que cada minuto que pasaba, lo único que deseaba era poder ver a Melike, sentirla cerca, verla de lejos y saberla allí; eso lo hacía feliz de una forma que nunca se había imaginado. Un primero de julio, jueves para ser más exacto, no pudo contener más aquello que sentía en su interior, y corrió por las calles de aquella ciudad vieja y derruida, y lloró, sin saber porque; tal vez el alma ya estaba presintiendo todo aquello que traería aquel amor descontrolado, loco e inocente, que se había desarrollado ignorando todo aquello que hacia al amor lo que era en aquella ciudad: un acto consentido entre dos familias, que buscaban asegurar su futuro.

Ese día lloró, y grito, y sufrió, por primera vez en su vida. Lo peor era que su dolor era por alguien que no conocía, alguien con quien solo había cruzado un par de miradas y de quien solo había podido sentir su olor en un par de ocasiones, solo eso. Nunca había llorado ni por su madre, ni por su padre, ni por tanto dolor que había visto en su vida, para que aquel acto de ver y añorar a una desconocida lo descompusiera de ese modo. No lo entendía, no se entendía y eso lo hacía llorar aún más. Llegó a su casa como pudo y allí encontró a Ahmet, su fiel hermano, quien lo consoló y lo dejo llorar sin criticarlo y sin intentar detener su llanto. Lloraron juntos esa noche, con un llanto contenido por años, un llanto lleno de hambres, abandonos, dolores y soledad, mucha soledad. Allí, ese par de hermanos por primera vez consientes se sintieron solos, solos en un mundo que tal vez no había sido hecho para soñadores como ellos, para espíritus libres que no estaban amarrados a lo que la sociedad y su pueblo decían que deberían ser. Aquella noche, entre llantos y risas, su hermano le contó que lo que sentía era amor, un amor de aquellos locos como es el primero, que normalmente es el más profundo y que es difícil que se repita. Su hermano tuvo la suficiente consideración para no decirle a Taruk que aquel dolor debería ser más profundo, porque jamás podría estar con aquella mujer, a menos que un milagro pasara, lo que era poco probable en aquella pobre y dejada parte de la ciudad.

Aquella noche Taruk durmió su primer amor, y soñó, y suspiró, todo por una mujer a la cual había solo mirado a los ojos un par de veces y de la cual solo sabía que se llamaba Melike, que significaba reina, la reina de ahí en delante de sus sueños y su vida.

Al día siguiente se sintió cambiado al despertar, como aquellos que se acuestan niños y se levantan hombres, hombre más fuertes, más curtidos, más enamorados y más duros.

Ese día en el bazar, sus caminadas fueron una fiesta, ya que quería contarle a todos que eso, lo que el tenía, no eran demonios, sino que era amor, amor puro, del verdadero, y que era por Melike!.

Aquella tarde, el señor Ugur lo notó raro, con una alegría extraña y ajena a lo que había sido Taruk en todos aquellos años en los que lo había conocido. Lo dejó vivir su sueño por un par de horas, pero justo a las 3:00 p.m de aquel 2 de Julio y justo antes de que Taruk saliera a su caminada triunfal al parque del Cankurtaran, el señor Ugur le hizo la infame pregunta de a que se debía esa gran sonrisa. Inocente, Taruk le contó a su gran amigo de su amor, de su alegría y si, de sus sueños con Melike. El señor Ugur no pudo contener su risa, y esa carcajada retumbo por todo el bazar, destrozando y helando a la vez cada uno de los nervios y huesos de Taruk. Ugur se reía de corazón, sin pensar que su risa causaba esa herida infinita en el alma de Taruk, ya que no se imaginaba ni remotamente que alguien pudiera ser tan inocente de tener aquellos sueños, sueños imposibles y efímeros, que contrariaban milenios de tradición. Al ver la cara de incomprensión de Taruk, Ugur dejó su risa, recupero su compostura, se sentó y le pidió a Taruk que se sentara a su lado. Alzó la mirada y le pidió a su esposa que le trajera dos tés, que era la bebida de hombres cuando tenían que tener una conversación seria, tan seria, que cambiaría la vida de mucha gente.

Ugur empezó por contarle como se había construido el imperio Otomano, sujeto a reglas, tradiciones y normas que habían hecho grande a su pueblo por siglos y siglos. Aquellas reglas podrían ser difíciles de entender, pero era las que los habían llevado a donde estaban.  Taruk estaba intrigado, sin saber bien a donde iría a terminar aquella conversación, pero sabía que no terminaría en un buen lugar para él. Al llegar las tasas de té, Ugur estaba contándole como había conocido a su esposa, quien era la hija de unos buenos amigos de sus padres, y con quien sus familias habían acordado su boda. Le contó en ese momento, la verdad más terrible y escalofriante que Taruk habría podido imaginar en su vida: que el amor allí no venia del corazón y del alma, sino que eran contratos acordados por familias con base en la conveniencia mutua y el sueño de la preservación de la familia y de la estirpe.

Taruk pregunto, incrédulo, como podría ser aquello y le contó a Ugur todo aquello que él había sentido por Melike desde que la había visto por primera vez, y le pregunto si alguna vez Ugur lo había sentido. Ugur no supo que responder, porque nunca había sentido algo ni parecido y, con el ánimo de salir rápido de aquel entuerto, le dijo que aquello eran solo sueños y quimeras de chiquillos y que la vida real era mucho más que eso: hijos, trabajo, futuro y oportunidades, las cuales nunca llegarían si ambos no pertenecían a clases similares.

Clases parecidas, pensó Taruk?, lo más parecido a la suya eran los perros callejeros del bazar, a los cuales al menos alguien les daba una caricia o una patada de cuando en vez.  Taruk no supo que paso en aquel momento, pero si supo que algo murió en ese mismo instante dentro de sí.  Tal vez fueron los sueños todos de un tajo, o tal vez, la fe en la vida; nunca lo sabría con certeza.

Busco refutar al señor Ugur, pensando tal vez que entre más vociferara, más cierto podría ser su argumentó. Grito, sacudió su cabeza, miro al cielo y al fin, hizo lo único que podría hacer: llorar. El señor Ugur lo tomó entre sus brazos y lo abrazo, y al mismo tiempo, en él también se murió un poco la fe en aquella sociedad en la que habían vivido, y la que hoy le robaba los sueños a su querido amigo Taruk.

Ese día, para Taruk murieron también las caminatas en el parque Cankurtaran y las tardes de ver el Bósforo. Siguió con las clases con el señor Ugur, pero cada vez, sus temas se enfocaron más en filosofía y si, en religión. Taruk quería entender, ya fuera por la filosofía, la religión o lo que fuera, porque pasaba aquello en su vida. Pero nada le lograba explicar aquella situación sin sentido, tan lógica y clara para todos, pero tan inexplicable para él.

En aquellas tardes, siguió viendo a través del bazar a Melike, y por segundos su corazón sentía lo mismo: aquella locura infinita, aquel deseo de alcanzar el cielo de la mano de su bella Melike;  pero al siguiente segundo, su mente opacaba todo aquello y lo cubría con la rabia y el desasosiego con las que se cubren todas aquellas cosas que no entendemos y que en el fondo nos negamos a aceptar.

Melike lo miraba, un poco confundida, sin saber que significaban aquellas miradas de Taruk. Ella sabía quién era, y había oído de sus grandes habilidades matemáticas y de su incesante interés por saberlo todo y preguntarlo todo. Le intrigaba aquellos ojos negros y tristes que la miraban de cuando en vez a través del bazar, y que le trasmitían al tiempo tanto dolor y tanto cariño.  No alcanzaba a descifrarlos, ni entendía que era todo aquello.

Taruk por el contrario se propuso con gran empeño olvidarla, y olvidarse de una vez por todas de aquella tontería que llamaban amor. El amor no era algo para los de su clase ni para nadie de su ciudad, según lo que había oído. El amor solo era un mito promovido por novelas rosas, tontas todas aquellas que hablaban de parejas irreales, con sentimientos irreales, que vivían seguro en tierras de fantasía y de cuentos. Se esforzó en fin por convencerse a sí mismo que el amor, aquel tan profundo y cierto que había sentido, no era para él y que, en el fondo, no existía.

Lucho por convencerse y casi lo logra, excepto por una noche en que soñó con Melike. En aquel sueño, ella lo llamaba con vos tierna desde lejos, le pedía que no la dejara y no abandonara aquel amor que sentía por ella, mientras le confesaba en secreto que ella también lo quería y los soñaba. Al final de aquel extraño sueño, Melike lo beso en sus labios y aquello que Taruk sintió, nunca lo había sentido en su vida. Si eran sueños, si era falso, todo aquello se sentía tan verdadero que había podido sentir y recordar el olor de Melike, había podido sentir el sabor de sus besos, tocar la suavidad de sus labios y sentir el calor de sus brazos. Todo tan real, que se despertó sudando, con un sonrisa grabada en su cara que no se la pudo quitar durante todo el día siguiente.

En la mañana se fue al bazar, sin saber que sentiría al ver a Melike después de aquel sueño. Llegó al bazar temprano en la mañana, tomo un café negro y cargado como acostumbraba cada mañana con su amigo Emre en el extremo norte del bazar, hablaron un poco de política y del futbol, como siempre hacían, y emprendió el camino hacia el local del señor Ugur, donde sabría vería indefectiblemente a Melike. Caminó por horas, dando vueltas entre los callejones del bazar, tal vez queriendo dilatar su llegada al máximo, o perderse de algún modo en aquel vericueto de tiendas y de gente. Pero al cabo de dos horas y veinticinco minutos, tal y como aquello que debe pasar pasa a pesar de todo, Taruk llegó donde el señor Ugur y lo primero que vio fue a Melike, mirándolo directo a los ojos y con la mirada de aquellos que buscan algo que se les había perdido. En ese momento, Taruk vio lo que pareció una sonrisa de Melike al verlo, como diciéndole que donde había estado, que extrañaba su mirada, que necesitaba su presencia en aquella mañana para emprender su día y recordó, recordó su sueño, y allí parado entre toda esa gente, cerró sus ojos, y soñó con Melike, y la vio de nuevo en sus sueños feliz, entre sus brazos, y allí en esos  sueños la beso con todas sus fuerzas.

Al abrir los ojos, el ajetreo del lugar lo estremeció y lo sacó como un relámpago de su sueño, y al voltear a ver de nuevo a Melike, ella estaba ya atendiendo unos nuevos clientes en el otro extremo del local. En ese instante, sintió que su mundo cambió, su pobreza se convirtió en riqueza producto de aquel amor, su dolor se volvió coraje y su derrota fuerza.

Ese día no fue al parque Cankurtaran, sino que caminó hacia el otro extremo de la ciudad. Recorrió todo el bulevar de Ciragan, pasó por enfrente del parque de Yildiz y después de varias horas de caminar, inserto en sus pensamientos, llegó al Primer Puente y al cruzar el Bósforo, vio al Bósforo mezclarse tan fluidamente con el mar. Aquellos dos mares tan distintos, separando aquellos continentes tan lejanos, pero mezclándose allí tan plácidamente, entrelazando sus corrientes con cariño y allí, nadie les preguntaba porque lo hacían o con qué derecho; aquellos dos solo fluían, como fluyen las corrientes que no pueden detenerse, arrastradas por fuerzas sobrenaturales más allá de toda comprensión, tal y como era su amor por Melike.

Tomó el tranvía a su casa, y luego el bus N. 6 hacia Ataşehir, el cual tomaba la ruta más larga para llegar a aquel barrio a las afueras de la ciudad. Al llegar a su casa, su cuerpo estaba cansado, su mente exhausta, pero su corazón firme en que esa misma noche, debería encontrar una solución para aquel amor.

Durmió profundamente, como aquellos que duermen con la confianza puesta en el infinito, sin saber cómo ni de dónde llegará la solución, pero seguros de que sus preguntas y plegarias tendrían respuesta. Al día siguiente se levantó temprano, y aprovecho para tomar un café con su madre. Hacía más de cinco años no la veía en las mañanas, más por desinterés que por falta de tiempo. Aquella mañana, se sentaron y hablaron como grandes amigos. Sin saberlo, sus corazones se estaban despidiendo, porque sabían que aquella sería la última mañana de Taruk en aquella casa y en aquella ciudad. Taruk salió de su casa, y hubiera querido despedirse de su hermano Ahmet, pero éste no había llegado a casa aquella noche.

Tomó el destartalado bus como lo hacía todas las mañanas, pero aquel día decidió detallar cada calle que pasaba y descubrió las mismas caras con las que compartía cada mañana aquel trayecto pero que nunca había observado claramente, y quiso gravárselas en su mente, como si supiera que aquel sería su último recorrido en aquel bus.

Taruk llego al bazar, y se dirigió al ala norte para tomar su acostumbrado café con su amigo Emre. Aquel día sin embargo no hablaron de futbol ni de política, solo de la vida y por primera vez, Taruk le preguntó a su amigo cuales eran sus sueños. Emre le respondió que largarse a ser rico en algún rincón del mundo, más por salir del paso que por responder con el corazón, ya que se apenaba de decirle que su gran sueño era algún día, poder ser cocinero, y tener su propio restaurante para hacer unos buenos Kebas, un pollo con miel o un Lüfer, tal y como los hacía su madre.

Taruk se despidió de Emre con un abrazo, algo que nunca había hecho.

Camino con prisa por el bazar, sabiendo que se dirigía a algo inevitable, a un encuentro con su suerte que no podría evadir y que debía enfrentar de una vez por todas.

Aquel primero de Julio, justo cuando comienza el verano más fuerte, Taruk se acercaba no solo al local del señor Ugur, sino también a sus sueños, y al momento de quiebra de lo que sería toda su vida conocida.

Llegó al local y lo primero que cruzó por su mirada fue Melike y la encontró mirándolo, con sus ojos vivos, felices de verlo, llenos de vida y reconfortados por verlo allí, por saberlo allí, y por saber que él pensaba en ella. En aquellos segundos, esas miradas lo decían todo.

En ese instante, Taruk supo exactamente lo que tenía que hacer. Recordó historias antiguas que contaba su madre de hombre que robaban mujeres, y que las llevaban tan lejos que nadie nunca los había podido encontrar. Sin saber de sus actos, Taruk corrió hacia Melike, la tomó con cariño por los pies, la montó en sus hombros y corrió, sin mirar atrás, dejando toda su vida conocida, sabiendo que entre sus brazos llevaba lo único importante para él de ahí en adelante y por el resto de sus días.  Corrió por aquellas calles que tanto había recorrido, y nunca miro atrás. No supo si alguien lo noto o no, no supo si el señor Ugur alcanzó a ver tal acto de locura, pero la verdad, no le importaba.

Corrió con todas sus fuerzas y su corazón parecía que se fuera a estallar, pero no sabía si era por el esfuerzo o por la emoción. Siendo flaco y desgajado, pudo cargar a Melike y correr con tantas fuerzas que el mismo se sentía más grande, más fuerte y si, más sabio.

Al llegar a la calle Harsircilar no sabía bien que hacer, y no se imaginaba como nadie había intentado detenerlo ante aquella aberrante imagen de él corriendo con una mujer gritando en su espalda. En ese momento se dio cuenta de que él si estaba corriendo, como un loco era cierto, pero Melike no había gritado, ni llorado, ni mucho menos pedido auxilio. En ese momento, supo que debía dirigirse al parque Cankurtaran, donde todos sus sueños se habían construido. Aligeró el paso al llegar en frente del hotel Halic, y desde allí vio un barco listo para salir a navegar por el Bósforo. Sin saber a dónde iba, corrió con sus últimas fuerzas para alcanzar ese barco, tal y como corre alguien para alcanzar aquel arcoíris donde cree está su tesoro escondido. Con sus últimas fuerzas alcanzó a saltar al barco justo antes de que este dejara el muelle.

Sobre la cubierta de aquel barco, descargó con todo su cuidado a Melike, y se preparó para lo peor, esperando las recriminaciones y gritos de aquella mujer sorprendida y asustada por tal acto de barbarie. Al tomarla por la cintura, sintió su cuerpo suspirando, estremecido, contagiado por una emoción extraña que recorría aquella piel. Taruk la descargó sobre la cubierta del barco, Melike le tomó la mano, la paso suavemente por sus mejillas blancas, las beso con ternura y acercó luego sus labios a Taruk, y lo beso, con ternura, con pasión, con paz. Retiró sus labios, lo miró a los ojos y le dijo “llevo todo un año esperando que lo hicieras”. Se pararon ambos, se tomaron de la mano mirando al frente, hacia el Mediterráneo, y nunca, nunca miraron atrás.

Juan Felipe

Medio siglo es un ratico:

Hoy cumplo 50 años… medio siglo, 18.262 dias o 438.288 horas. Durante este tiempo, mi corazón ha tenido más de 1.500 millones de latidos y he respirado más de 500 millones de veces. De esto no he sido consciente, la verdad, pero de lo que he sido consciente es de los lugares que he visitado, de sus olores y colores, o de las personas que he tenido en mi vida, de la textura de sus manos, de sus palabras, de sus facciones y de sus corazones. Al cerrar los ojos, veo un sin número de personas y lugares que han marcado mi vida y que me han permitido aprender y gozar y, al cumplir 50 años y empezar esta nueva etapa, quiero reconocer a través del compartir con ustedes lo que he aprendido en este tiempo:

  • La vida es mágica, lo creas o no: A lo largo de toda mi vida, he visto claro un hilo conductor que ha guiado cada paso, como si un gran arquitecto hubiera diseñado mi camino mucho antes de llegar aquí, atando todos los caminos, momentos y personas que debería encontrar. creando las coincidencias que hoy veo que eran magia en acción. Desde las personas que he conocido, el encuentro con mi esposa, los trabajos que he conseguido… todos han llegado a través de eso que antes llamaba coincidencia, y que hoy reconozco como lo que es: magia en acción, diseñada desde antes para mi propia felicidad.
  • Nunca dejamos de ser niños: Al mirarme en el espejo, algunas veces no me reconozco, por que más allá de este pelo blanco, o las arrugas que mi esposa ha querido convencerme que desaparezca con Botox, lo que veo es aun un joven, con los ojos ardiendo de ganas de comerse el mundo, con ganas de probar todo y verlo todo, de hablar con todos, de aprender cosas nuevas y de seguir creando. Sigo siendo en el fondo ese niño o joven que sueña con un día tener una camioneta grande, que no es otra cosa que tener su Tonka pero en la vida real, o de recorrer el mundo aprendiendo a hacer pizzas en Italia o a escribir en Paris. Y aunque esos sueños están todos vivos, luchando adentro por salir y ser cumplidos, lo único que ha cambiado es la paciencia para observarlos con cariño y cambiarlos por la certeza, paz y felicidad que me da el estar con mis hijos, el disfrutar de una tarde tranquila o de un vino con mi esposa. Crecer y alcanzar los 50 es seguir siendo ese niño en el fondo y, al mismo tiempo, el adulto que lo cuida con cariño y con amor… dejándolo disfrutar de algunos de sus sueños mientras sigue cultivando la paz y serenidad que da el llegar a la madurez.
  • La llama de la vida sigue ardiendo: Cuando me imaginaba como sería llegar a los 50, siempre me imaginé estar cerca de retirarme, con todo solucionado y poco por alcanzar… lo veía como un punto de llegada a una meseta donde la vida sería más calmada y talvez más tranquila. Pero hoy veo que no hay tal meseta, y que la vida sigue en esa misma subida de la cima que tal vez nunca se alcance… aun hay metas por alcanzar, sueños por cumplir, gasolina por dar, canciones por cantar y versos por escribir… los 50s no son ese punto de llegada que pensé; son solo una parada más y, aunque tal vez el paso ya sea un poco menor que el de antes, será más seguro y firme que antes!
  • No hay que volver a donde fuiste feliz: Al mirar atrás, siempre se recuerdan lugares o momentos donde fuimos felices y siempre tenemos la tendencia de querer volver allí para recrear ese sentimiento que nos marcó. Hoy he aprendido que los recuerdos de felicidad de un lugar o de un momento, sea el que sea, solo viven en nuestra memoria, y que esos lugares hoy están vacíos, por que ese sentimiento que recordamos fue producto de unas circunstancias únicas que difícilmente se van a repetir. Por eso, volver a esos lugares buscando los recuerdos no solo es infructuoso, sino que genera frustración al preguntarnos donde fue todo eso. En mi caso, volver a San Bernardo del Viento no traerá el recuerdo de la familia cálida y de las vacaciones de la niñes, y volver a San Francisco no revivirá ese olor a mar y fiesta que sentía al salir de Ruby Skie, o el sentimiento de estar en “el tope del mundo” al caminar en Lake Tahoe. Hoy ya no busco eso, y lo cambio por crear nuevos sentimientos al querer caminar por el Boulevard Saint-Germain o la 5ta Avenida de la mano de mis hijos y mi esposa.
  • Finalmente, el reconocer que no sabemos nada de la vida: En mis 30´s y 40´s, creía que tenia la vida “decodificada”, que sabia la fórmula para alcanzar la felicidad y el éxito en la vida. Hoy veo que todo lo que creía estaba equivocado, y que la vida al final es más simple y más compleja de lo que creía.  Más simple en el sentido de que al final, todo saldrá bien y que el universo nos cuida para cumplir todos nuestros sueños, y más compleja porque rara vez la vida será esa línea recta sin mayores sobresaltos que nos imaginamos y, en su lugar, será en realidad una montaña-rusa que nos estremecerá al máximo en cada curva y que la única forma de sobrevivir, sería disfrutándola en cada giro, soltando las manos y dejándonos llevar sin miedo… sabiendo que todo estará bien.

Al final, 50 son solo un número, que pesa si… pero que a la vez libera, ya que hoy tengo claro que no tengo que hacer nada que no quiere o hablarle a quien no quiera. Tengo la libertad de escoger mi propio camino y la claridad de que solo a mi me debe gustar el rumbo que decida y que los demás que me quieran, entenderán cada ruta que tome y cada destino. Hoy, creo que los 50 no significan otra cosa que la libertad de dejar a ese niño interior, ¡por fin ser libre!

The Pursuit of Happiness

Desde pequeños, todos buscamos la felicidad. Temprano en nuestras vidas era más fácil encontrarla, ya que era tan sencillo como jugar carritos, correr tocando timbres, jugar futbol con la grama mojada…. la felicidad parecía estar disponible en cada minuto escondida no solo en momentos de diversión, sino también en aquellas tardes disfrutadas con los padres y hermanos.  A esta edad, la felicidad era sencilla, fácil de encontrar y se sentía tan natural, que nos era difícil diferenciarla de la vida misma.

En la medida en que fuimos creciendo, nuestras ideas sobre la felicidad se fueron nublando, y empezamos a confundir la felicidad con el tener, con el reconocimiento y con tantas otras cosas que, al final, nos hicieron perder la noción de lo que realmente nos hacía felices, y de la sencillez de los momentos que vivíamos en la infancia. Esa idea simple de felicidad relacionada con momentos de placer y de disfrute se fue confundiendo con las ideas de nuestros padres o la publicidad que te mostraba que la felicidad era el último carro o la última ropa, y así no más, la felicidad se fue perdiendo en esa confusión de conceptos que nos impidieron el disfrute de lo simple. Para mucha gente hoy la felicidad es un concepto tan etérico, que raramente se podrá alcanzar. Para algunos la felicidad es el tener, pero pronto se dan cuenta que las cosas se pueden perder, y la felicidad da paso al miedo. Para otros, la felicidad es alcanzar metas y sueños, pero esa felicidad temporal de lo alcanzado pronto da paso a una nueva ambición, diluyendo la felicidad de la meta lograda. Para unos más la felicidad es el amor, pero la misma puede dar paso a la tranquilidad y sosiego de lo estable, perdiendo las mariposas en el estómago que eran la fuente de gran alegría…. Entonces, nos confundimos, y extrañamos los días simples en los que la felicidad que producía montar en bicicleta parecía eterna, y las tardes de verano nos producían un éxtasis tal que parecía que nunca se pudieran terminar.

Al preguntarle a las personas si quieren ser felices, casi todos diremos que sí, y solo responderán de forma negativa aquellas personas con depresiones severas o trastornos que les impide ver más allá de su muralla de tristeza, pero para el resto, la felicidad será siendo la principal causa de búsqueda en la vida.. el problema es, que, si no recordamos que es la felicidad, ¿cómo podremos encontrarla?, si seguimos con la idea errónea de que la felicidad es el tener, llegaremos y una y otra vez a la frustración del miedo de perder lo conseguido. Entonces, ¿Qué es la felicidad para poder tratar de buscarla?

Tratando de responder esta pregunta, busque en las teorías desarrolladas por la Sicología Positiva, la cual concluye que la felicidad en la vida no depende de una sola variable, sino que para alcanzarla, se debe tener un buen balance de vida en la cual combinemos emociones positivas, el disfrute de los que hacemos, buenas relaciones con amigos y familiares, tengamos un propósito y sentido en lo que hacemos, alcancemos logros que nos hagan sentir exitosos y que tengamos salud. A esto, le he llamado el modelo EDISAS: i) E = Emociones Positivas, ii) D = Disfrute y conexión en lo que hacemos, iii) I = Interacciones y buenas relaciones, iv) Sentido en nuestras vidas, v) A = Alcanzamos el logro en lo que hacemos y finalmente, pero no menos importante, vi) S = Salud.

E = Emociones Positivas: Para tener felicidad en la vida, es importante poder contar con frecuentes y positivas emociones y no tanto grandes picos de éxtasis de manera poco frecuente. El secreto según los expertos es el experimentar emociones positivas como la risa, la alegría, el amor de manera frecuente y, para esto, es clave modificar nuestra actitud, ya que el poder disfrutar de dichas emociones positivas dependerá en gran parte de nuestra actitud y apertura para poder recibir y percibir dichas emociones, es decir, en la medida que busquemos sentir mayores emociones positivas, entrenaremos nuestro cerebro para que perciba y experimente más de estas emociones. Sin embargo, las investigaciones revelan que no podremos incrementar nuestras emociones positivas en más de un 25%-30%, por lo que necesariamente debemos buscar en otras de las variables de la felicidad para poder alcanzar nuestro objetivo de tener una vida plena.

D = Disfrute y Conexión en el hacer: Aquí, el concepto más relevante es el que disfrutamos tanto de las cosas que hacemos en nuestras trabajos y funciones, que alcanzamos frecuentemente ese estado de “fluidez” en el cual el tiempo parece que pasa volando, y perdemos la percepción del tiempo, sumergidos en el disfrute de la actividad que realizamos.  Para algunos, este punto de fluidez se alcanza al analizar los números de una empresa o para otros será el redactar un documento. Para otros será el disfrutar de un diseño, conceptualizar una nueva obra o crear los planos de su casa. Hay que decir que en este mundo complejo Post-COVID, lleno de reuniones de Zoom y de cientos de emails que podrían ser una llamada, es cada vez más difícil alcanzar estos momentos y, por el contrario, debemos atragantarnos de café en las mañanas para levantarnos a cumplir con las actividades rutinarias que pocas veces nos permiten llegar a este estado de éxtasis y de disfrute, necesario para alcanzar la felicidad plena en nuestras vidas. Sin embargo, debemos buscar esos espacios que de forma diaria y continua nos permitan alcanzar esos momentos de fluidez que le dan sentido a nuestras vidas y contribuyan a nuestra felicidad.

I = Interconexiones y buenas relaciones: Ahora más que nunca nos hemos dado cuenta de lo importante que son las relaciones con otros en nuestras vidas. Estas relaciones humanas no son solo una fuente de salud mental, sino una de las principales fuentes de felicidad a largo plazo. Para esto, es importante cultivar no muchas relaciones, sino pocas, profundas y cercanas relaciones con amigos y familiares que nos permitan ser quienes somos, expresar nuestra visión de la vida sin miedos y sin temores, y disfrutar momentos sencillos de placer alrededor de un buen café o de una buena copa. Ahora más que nunca, nuestra tarea para ser felices es tomar el teléfono e invitar a esos amigos que hemos abandonado por la pandemia, vencer el miedo, y tomarnos ese café o ese vino al calor de las buenas historias y experiencias que hemos acumulado durante este año de encierro.

S = Sentido. Para aquellos que lo han vivido, sabrán que no hay momento más aterrador que el preguntarse por el sentido, el verdadero sentido de la vida, y no tener una respuesta que nos deje dormir tranquilos. Tener un sentido en la vida es más que vivir para trabajar, o para tener una familia. Es mucho más que levantarnos y llevar el día como mejor podamos. Tener un sentido trasciende nuestras necesidades propias, y nos lleva a entender que nuestras vidas tienen una razón de ser superior que sirve de guía y de compas parea nuestras decisiones y nuestro que hacer diario. Para algunas personas, el Sentido de sus vidas es servir a otros, para otras es alcanzar una mejor relación con dios, o simplemente ser mejores personas. No importa realmente cual sea tu sentido, lo que importa realmente, es tener un Sentido que nos ayude a aterrizar nuestras prioridades y saber realmente que es importante y que no, liberándonos de nuestros miedos y abriendo nuevos caminos para ser felices.

A = Alcanzar logros. Para todos siempre será importante y un componente clave de la felicidad, el alcanzar logros y obtener reconocimiento. Esto, más allá que un simple alarde para el Ego, nos permite tener una reafirmación externa de que lo que hacemos tiene sentido, que logramos lo que nos proponemos y que, al hacer esto, podemos sentirnos exitosos. Al final, ser exitoso es tan simple como saber que alcanzamos nuestras metas y nos pone la tarea a nosotros de definir si somos exitosos o no, en lugar de dar por sentado las creencias y estereotipos de éxito basados en la posición, el poder o el dinero, que créanme pocas veces por si solos llevan a la felicidad verdadera.

S = Salud. Finalmente y para disfrutar todo esto hay que tener salud, y esta debe ser una meta por sí misma. Para esto, no solo debemos esperar que la salud nos llegue por arte de magia, sino que diseñemos rutinas y comportamientos que nos permitan alcanzar una buena salud en el largo plazo: comer adecuadamente, hacer ejercicio de forma regular, mantener sanos niveles de estrés, etc. La salud se debe volver no solo un punto de llegada, sino un proceso que cambie de forma positiva nuestras vidas y que nos permita tomar decisiones consientes que nos lleven a tener una buena salud. Nunca tendremos nada garantizado en este aspecto (¡como todos lo sabrán, lo puedo decir con conocimiento de causa!), sin embargo, si creo que el querer tener salud y actuar acorde con esta meta subirá de forma exponencial nuestras probabilidades de tener vidas largas y saludables que nos darán felicidad.

Al final de este análisis, vemos que es posible medir que tan felices son nuestras vidas al poder estimar donde estamos en cada una de estas variables, lo que a la vez nos permitirá definir áreas de acción para mejorar nuestra vida y alcanzar existencias plenas y felices. Este ejercicio, mas que un ejercicio intelectual que busque someter la felicidad a la mente, es un ejercicio de toma de conciencia, que nos permite entender nuestra propia felicidad como un conjunto de áreas en las que interactuamos con otros, con lo que hacemos, con como afrontamos la vida… permitiéndonos entender donde podemos mejorar y definiendo decisiones que deberíamos poder tomar para ser más felices. Y sí, este método, como todos los demás, siempre te llevará a tomar decisiones, porque nunca serás feliz en relaciones que no te nutran y te potencian (E), en trabajos que te desangren y te quitan de plano la posibilidad de Fluir (D), en relaciones con grupos que te atropellen y te obliguen a ser quien no eres (I), o seguir buscando sentido en las cosas que ya sabes que no están el sentido en tu vida, y que simplemente te desvían y te entretienen para no hacerte las preguntas reales de ¿Cuál es el sentido de tu vida (S)?. Por eso, espero con todo el corazón que si no eres feliz, o plenamente feliz, después de leer esto te tomes 5 minutos, te sirvas un café o un buen vino, y pienses en las variables EDISAS de tu vida.. y disfrutes con los maravillosos hallazgos y descubrimientos que estas preguntas te pueden revelar.

Y como agradecimiento por haber leído este blog y haber llegado hasta aquí, si quieres responder un corto listado de preguntas que te ayudará a evaluar donde estas en cada variable y luego las quieres conversar, más que dispuesto para tomarme un café y conversarlas, escucharte y contarte también más de mi búsqueda y el nuevo Sentido que voy encontrando en mi vida… tal vez te pueda gustar la historia. Escríbeme si te suena esta idea: jf.arango.g@gmail.com

Y así como nada, un día de verano se puede convertir en diluvio…

Pocos nos imaginamos que en un día cualquiera, justo cuando nos sentimos mejor y mas cerca de nuestras metas, alguien de forma inesperada nos pueda dar una noticia que nos cambie el rumbo de la vida para siempre. Y así de improbable e inesperado, como cuando llega una tormenta en día de verano, me dieron la noticia de que tenia una enfermedad en el corazón, potencialmente mortal.  Allí mismo, como en los thrillers, empezó un camino lleno de señales y milagros que hoy quisiera compartir con ustedes.

Como todas las grandes historias, la mía comenzó con una tragedia que se convertiría en bendición, y es que luego de sufrir COVID y buscando tener todo bajo control, busque hacerme tantos exámenes como fuera posible, solo para descartar cualquier daño colateral y asegurarme que, como siempre lo buscaba, tenia la vida bajo control y que podría seguir soñando y planeando a largo plazo, postergando la felicidad y los planes para un día futuro cuando fueran las circunstancias adecuadas, el mundo estuviera en la posición correcta o todo finalmente encajara en su lugar.  Los exámenes salieron todos bien, excepto por un “hallazgo accidental”, no menor, en mi aorta ascendente que requería el considerar de urgencia una cirugía de alta complejidad. Ahí empezó el caos, las preguntas, el miedo, la zozobra y el temor de saber que en verdad, no tenemos nada bajo control. Eso que siempre buscamos, que creemos alcanzar con estudios, ahorros, trabajo o experiencia, no es mas que una mera ilusión, tan temporal y tan obvia que es poco evidente para todos; creemos que tenemos la vida bajo control pero, en verdad, lo único que tenemos es la ilusión de creer, vagamente, que tenemos control sobre algo que es de por si impredecible, desconocido y a la vez, mágico. Y si, mágico, porque de entre todas las probabilidades del mundo, me tenia que dar COVID a mi, que llevaba meses encerrado con mi familia huyéndole al virus, el cual encontró el menor espacio para entrar y contagiarme y, con eso, salvarme la vida.

De ahí en adelante fue un proceso de asimilar, entender, leer, escuchar y decidir, lo que no es fácil. Cuando te dicen que te puedes morir, todo cambia y las decisiones que tomas alcanzan otra relevancia, otro nivel y esto lleva a que se te despierten mas los sentidos, los sentimientos, los recursos. Buscas, hablas y confías, sabiendo que lo que esta en juego es tu vida y el placer de ver a tu esposa y a tus hijos cada día. Tomas responsabilidad de tu vida, de tus decisiones y de tus actos, y los enfrentes con otra visión, con otra actitud, como quien sabe que de eso dependerá el poder sentarse a conversar con su esposa, jugar de nuevo con sus hijos, acariciar al perro o tomarse de nuevo el café de la mañana. Y ahí, en ese momento entiendes un poco mas lo que es la vida y si, entiendes también los errores que has cometido, las energías que has desgastado y los esfuerzos titánicos que has hecho que hoy claramente a la luz de las nuevas circunstancias, se ven banales. Así también enfrentas la incertidumbre de saber si vas a vivir para contar la historia o no y entonces, la vida adquiere una nueva claridad y el significado de la misma aparece mas evidente que nunca, lo que parece a la vez una contradicción porque, en el momento de mayor dolor y temor por tu vida, es como si ella misma te diera el regalo mas importante de mostrarnos cual es su esencia y revela allí sus fibras mas secretas y mas protegidas que le dan sentido a esto que nos pasa día a día y que llamamos un poco a la ligera vida, porque no es la vida, si no TU vida la que pasa en frente de nuestros ojos.

En esos momentos, la vida nos revela las cosas que ya tantos otros han mencionado en momentos como estos: la poca importancia de las cosas materiales, el ego, los triunfos, etc., pero quiero enfocarme en algunas otras cosas mas sutiles que me revelo a mi la vida misma en esos momentos y que quisiera poder compartir con ustedes:

  • Y la familia es al fin todo: Aunque nos lo han dicho mil veces, solo en esos momentos se entiende la importancia real de la familia, ya que es ella la que esta a tu lado en cada momento de estos procesos. Los pensamientos contantes son el que no te quieres perder el ver crecer a tus hijos, o el envejecer al lado de tu esposa. Piensas de corazón el querer estar ahí para ellos, acompañarlos en sus estudios así sea llevándoles la comida en las noches cuando tengan que estudiar incansablemente, o cuando terminen con sus novias poder acompañarlos a llorar, o verlos casar y formar sus hogares… en resumen, verlos crecer y ver la vida pasar desde un sofá confortable, viviendo con ellos todo lo que se tenga que vivir, lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, pero allí con ellos. Ver a tus viejos crecer y acompañarlos en su proceso de envejecer, crecer junto a tus hermano y amigos y entender mejor esto que se llama vida. En resumen, lo que mas se piensa en esos momentos es querer tener mas tiempo para estar con esos que amas y ver pasar la vida a su lado.
  • Empiezas a pensar en como has gastado tu vida y en que quisieras hacer si tienes la oportunidad de vivir de nuevo: La mayoría de nuestras vidas las vivimos por inercia, dejándonos llevar por la fuerza natural que nos pone oportunidad tras oportunidades y que de una forma inteligente o no, va trazando nuestro destino y, aunque muchos como yo hemos tratado de torcerle el cuello al destino y escoger en detalle lo que hacemos y como lo hacemos,  siempre el azar ha jugado un papel importante en cada paso que damos, lo que nos lleva a pensar en momentos como este en si ese lugar donde estamos hoy, que incluye lo que hacemos y en lo que invertimos nuestro tiempo y nuestro esfuerzo, es o no el lugar donde siempre habíamos querido llegar. Empiezan de nuevo los sueños juveniles de lo que hubieras querido hacer, de cambiar el mundo, o al menos, recorrerlo y sentirlo y gozarlo en cada minuto. No creo que nadie en momentos como este hubiera querido estar trabajando mas horas, o dedicando mas tiempo a metas y proyectos que significan muy poco para ellos o que, por el contrario, desangran sus vidas en monotonía y estrés. No, todos pensamos en nuestros sueños y lo que haríamos si tuviéramos esa segunda oportunidad.
  • Empiezas a creer en la magia de nuevo: Y entonces, de repente, empiezas a creer en que la magia puede ser real, y que los milagros existen, y que dios de nuevo se acuerda de ti, y que la vida empieza de nuevo a cobrar esa dimensión nueva y desconocida que olvidamos hace tanto tiempo cuando nuestra mente racional nos convenció de que todas esas cosas no eran posibles, y que lo único que podía existir era aquello que podías explicar y entender con tus sentidos limitados. Y empiezas a ver pequeñas sincronicidades, y te encuentras gente nueva que te ayuda, y alguien desconocido te conecta con alguien mas que te ayuda a encontrar respuestas y, de repente, estas rezando y creyendo de nuevo y esperando un milagro que te ayude a salir de esa situación donde estas y que te permita vivir de nuevo. Y, poco a poco, si vives bien el proceso, empiezas a ver magia, y milagros, y gente nueva en tu vida, y noticas maravillosas que hacen que el proceso, duro y complicado como es, se atenúe y nos devuelva la fe y la esperanza.
  • Empiezas a extrañar un sentido mayor de comunidad: En mi caso, empecé a extrañar un sentido de comunidad, un sentido de un grupo extendido mas allá de solo la familia y amigos cercanos, en donde pudieras compartir, ayudar y nutrirte de un circulo mas grande del que siempre en mis últimos años me había rodeado. Entendí que en una ciudad y en un mundo tan grande, vivimos tan aislados, que es triste ver las oportunidades de conocer, de vivir y de apoyarnos que perdemos por el simple hecho de querer vivir de forma independiente, sin acordarnos que somos seres sociales por naturaleza y que la mayoría de nuestra historia como raza la hemos soportado gracias al apoyo justo de esa  comunidad, que nos ayuda, nos apoya, nos conforta y nos soporta para movernos en este mundo. Sentí tristeza al ver que en la mayoría de los casos esto lo cambiamos por el Ego, el querer tener o ser más que el otro, el compararnos y ver que somos mejores, más prósperos o mas exitoso que otros, sabiendo en el fondo que de forma individual, somos muy poco. Extrañé, de algún modo, pertenecer a una comunidad o a un grupo que me ayudara y al cual ayudar.
  • Por ultimo y no menos importante, extrañe el haber dejado de sentir emoción en mi vida: Por algún motivo, empecé a recordar todas esas cosas que me daban profunda emoción y que por alguna razón deje de hacer en el camino: jugar futbol en un día de lluvia, caminar por la calle en una día de verano en Medellín sin ninguna afán, sentarme  a comer un helado en la calle a ver pasar la gente, tomarme una cerveza con los amigos, cantar, cocinar, bañarme en un río, leer y escribir poesía, soñar con proyectos quijotescos y tantas otras cosas que me llenaban de emoción y que en el camino deje de hacer, no se muy bien porque. Y no es que ahora no haga cosas que me dan profunda emoción también como jugar con mis hijos o estar con mi esposa, si no que recordé ese sentimiento único, casi juvenil, de sentir gozo en el hacer tantas cosas, que me prometí que si salía al otro lado, los volvería a vivir.

Hoy aquí, desde el otro lado, puedo decirles que esta nueva oportunidad que me da la vida, espero poder gozármela al máximo. Se que muchas cosas cambiaran, pero aun no se cuales ni como, solo se que veré la vida a partir de hoy como un milagro y hare honor a este milagro viviendo a profundidad, con responsabilidad, con gozo y buscando la felicidad absoluta en todo lo que haga, sea lo que sea1).  Les agradezco este espacio que me han dado en sus vidas para compartirles mi experiencia y espero convertir este blog en un medio para contarles las nuevas aventuras y cambios que toda esta experiencia pueda traer en mi vida2).

  1. Para los que se pregunten como salió todo, fui operado el 12 de enero en una cirugía que se extendió por mas de 10 horas y que, gracias a la destreza de los cirujanos y a los milagros de la vida, salió perfecta. Hoy estoy en casa, con mi esposa y con mis hijos, recuperándome y planeando las mil aventuras que viviremos juntos a partir de esta segunda oportunidad.
  2. Entiendo que nadie aprende en cuerpo ajeno, por lo que no espero que mi experiencia personal cambie a nadie…. Lo que si quisiera es que pudieran tomar algún elemento de esto que les comparto y que les resuenen y que pudieran usarlo para cambiar para bien en algo sus vidas, con eso me sentiré mas que feliz

De la Teoría de los Multiversos y porque estamos en el que estamos

Recientemente, muchos científicos han podido establecer la existencia de los Multiversos (https://es.wikipedia.org/wiki/Multiverso). Las teorías de estos Multiversos dependen del autor que se consulte, pero muchas de ellas coinciden en la existencia de  otros universos más allá del nuestro, los cuales co-existen con nuestra realidad, pero que no son observables ni detectables por nosotros. De igual forma, algunas de estas teorías plantean que cada uno de estos universos representa una realidad diferente del mismo principio básico, es decir, que en cada uno de ellos podemos estar viviendo la realidad que escogimos en alguno de los múltiples cruces de caminos que hemos pasado alrededor de nuestra existencia. En síntesis, en alguno de estos múltiples universos podemos estar viviendo nuestros más gloriosos sueños, o nuestras más oscuras pesadillas, todas siendo vividas por una misma energía al mismo tiempo.

Esta teoría, aunque excitante para aquellos que queremos explorar todas las múltiples oportunidades de nuestras vidas, nos plantea una pregunta básica y trascendental: ¿por qué de tantos universos y de tantas realidades existentes, estamos nosotros viviendo (o mejor siendo consientes) de justo esta realidad?

Para explorar esta pregunta, quisiera adentrarme en algunos principios que he venido explorando recientemente para darme más luces en mi propia búsqueda de respuestas.  Si seguimos el camino de Freud y tratando de ver de una forma muy simplista sus teorías, veremos que Freud plantea que la realidad del ser humano es principalmente una respuesta de sus vivencias propias, de sus traumas, de su relación con padres y adultos cercanos durante su periodo de formación. Aunque fascinante como es, a mi me cuenta crees que solo sea esto, porque he visto muchas personas que se comportan de una forma en un medio o en una cultura, y actúan de forma totalmente distinta en otra.

Un estudio realizado en Japón descubrió que las personas tenía ciertas actitudes y reflejaban ciertos sentimientos cuando hablaban en Japonés, y otros muy diferentes cuando hablaban en una lengua extranjera. Esto debido a que al hablar en Japonés, las personas asumían todo el recuerdo, bagaje y costumbres de la fuerte sociedad en la que habían vivido, mientras que al hablar en otra lengua, recordaban y asumían los principios y costumbres de esa otra sociedad o culturas más libres, más aun si habían vivido en ella por algún tiempo. Al hablar en Inglés, lo hacían asumiendo lo que ellos habían sido en aquella cultura, o al hablar en Francés, asumían parte de la cultura Francesa.

Esto debido a que más allá de que nuestra forma de ser esté condicionada por nuestras vivencias pasadas, en especial de nuestra niñez como lo plantea Freud, nuestras realidades están altamente condicionadas por el ambiente en el que crecimos y la “conciencia colectiva” de aquella sociedad donde hemos vivido y formado nuestra mente consiente.  Es por esto que es tan complejo vivir en ciudades con marcas culturales tan fuertes como la Colombiana, donde el sentimiento de violencia, escases, pobreza y desigualdad han marcado de forma profunda la conciencia colectiva de nuestra sociedad. Esto muy distinto a sociedades como la de la Costa Este de Estados Unidos, marcadas por el sueño americano, el sentimiento de abundancia producido por los múltiplos booms de la tecnología y la paz y el respeto heredado de la cultura hippy de los 60´s.  Así, si eres escritor te sentirás mucho más liberado al caminar por Saint-germain o en Montmartre en París, donde al decir que eres escritor serás asociado con grandes escritores que caminaron aquellas mismas calles como Víctor Hugo, Oscar Wilde, Ernest Hemingway o Richard Wright.  Muy diferente a decir que quieres ser escritor en una ciudad como Medellín, donde la conciencia producto de la pobreza histórica y la falta de oportunidades, favorece o prefiere aquellos trabajos más tradicionales que han probado ser más “productivos” en términos de proveer económicamente para sus familias.  El ambiente donde estemos condicionará de forma directa los sueños, las expectativas y los comportamientos que tengamos, buscando alinear nuestros deseos con aquellos presentes en la conciencia colectiva.

Para muchos que han vivido por fuera de Colombia, la experiencia seguro los ha cambiado, y les ha mostrado que bajo otras premisas sociales, bajo otros principios básicos de cómo comportarse y vivir, puedes ser alguien totalmente diferente, aun llevando contigo todo el bagaje y las experiencias vividas de pequeño.

En un par de veces que fui a un gran festival de arte y “expresión personal” en el desierto de Nevada llamado Burning Man (https://burningman.org); lo que más me sorprendió allí fue ver como las personas se comportaban de formas totalmente distintas a como eran sus vidas normales: grandes CEO´s de tecnología pasaban felices semi-desnudos por la “Playa” o centro de la ciudad montando en bicicleta despreocupados de que algún inversionista pudieras verlos; amas de casa con todos sus kilos de más se paseaban desnuda sin ninguna preocupación por las carpas de los demás visitantes sin sentirse juzgadas o calificadas por su figura, todo esto permitiéndole a cada persona comportarse y expresarse como su “ser real” quisiera sentirse, creando un ambiente sin reglas sociales, condicionamientos religiosos o condicionantes previos que los limitaran, solo viviendo la premisa de que pueden ser ellos mismos, los que quieran, sin hacerle daño a otros ni al medio ambiente. Esta premisa sola por si misma te liberaba para ser lo que quisieras ser.  Hoy aun me pregunto como sería de maravilloso el mundo si pudiéramos tener una sociedad así, cuya premisa principal y única fuera dejarnos ser nosotros mismos, con el único condicionamiento de no dañar ni afectar a otros ni al planeta donde vivimos.

Todo esto nos lleva a la pregunta inicial, de porque de todos estos multiversos que están pasando “justo ahora”, nosotros estamos viviendo o siendo consientes en este en particular.  Y la respuesta corta es porque así lo decidimos, porque en cada cross-road tomamos una decisión que nos trajo hasta aquí; por esto, el estar aquí y ahora en la realidad en la que estamos, más allá de una acto de mecánica cuántica aleatoria que nos puso aquí, fue una proceso consiente o inconsciente, de toma de muchas decisiones que sumadas, dieron como resultados nuestra realidad. Seguro en otros multiversos tomamos otras decisiones, que marcaron a su vez las decisiones siguientes que fuimos tomando a lo largo de la vida, incluyendo el en que lugar queríamos estar, con quien queríamos estar y con que conciencia colectiva queríamos alienarnos, o no.   Todo esto me lleva a concluir es que la pregunta está equivocada, y no debe ser formulada como ¿porque estoy viviendo justo esta realidad?, sino más bien planteada como ¿me gusta esta realidad que vivo, o no?.

Esa sola pregunta, formulada adecuadamente, abrirá de inmediato un nuevo cross-road en la secuencia de este universo, creando de inmediato un nuevo multiverso: uno en el que estamos hoy, y otro en el que pudiéramos estar si tomamos la decisión adecuada. Conozco mucha gente viviendo realidades que nos les gustan: matrimonios disfuncionales donde no quieren estar, pero que lo hacen para conservar un hogar que solo tienen en su mente; trabajos que no los llevan a ninguna parte y que odian, pero que les da un sentimiento de seguridad al que desean aferrarse; o viviendo en sociedades que los abruman y los condicionan, amarrándose allí solo por el miedo de dar un salto a lo desconocido. Todo esto sin saber que una sola pregunta puede empezar a crear una nuevo multiverso donde vivan mejores realidades, cumplan más sueños, disfruten más amores, tengan mayores placeres o vivan experiencias mucho más memorables. Y lo mejor, es que tenemos el poder de crear cientos de multiversos, tomando decisiones periódicas con base en la pregunta de si nos gustan las realidades que vivimos o no.

En mi caso, al hacerme esta pregunta me puedo responder que me gusta este multiverso, que estoy en el lugar adecuado, con la gente adecuada y haciendo lo adecuado para permitirme ser feliz. Pero seguiré haciéndome la pregunta constantemente y, si en algún momento algo de la realidad que vivo no me gusta, buscaré cambiarla, creando así un nuevo multiverso donde la realidad sea más acorde con mis sueños, objetivos y deseos en esta vida.

 Entonces es justo que te hagas la pregunta de si a ti te gusta este multiverso que vives?, si no, que vas a hacer al respecto? El no hacer nada siempre será una opción, pero ese solo te llevará al mismo lugar donde estas hoy.

“Si el mundo presente va descarriado, la causa es en usted,

y es solo en usted que debe ser buscada dicha causa!.

― Dante Alighieri, La Divina Comedia

 

 

 

 

Lo que los grandes negocios, las ideas tontas, y la creación mental tienen en común.

Estaba caminando justo antes de escribir este Blog por Manhattan y vi un letrero que decía: “New York, la tierra de los Sueños”. Y en verdad, millones de personas vienen acá a buscar cumplir sus sueños, pero muchos terminan solo viviendo sus vidas cheque a cheque y nunca alcanzan lo que vinieron a buscar, hasta que llegan a un punto donde se olvidan de estos sueños y caen en el letargo de las vidas cotidianas, tal como pasa en todas las otras partes del mundo. Millones de personas tienen grandes ideas y grandes sueños; muchos tienen el valor de intentarlo, pero la gran mayoría fallan en sus ideas, lo que los llena de miedos y los hace preferir la vida cómoda y segura, aunque esto los obligue a renunciar a aquellas cosas que realmente desean hacer.

Me puse a pensar entonces que hace que los sueños se vuelvan realidad y tratar de entender un poco más que tienen las grandes ideas para que se conviertan en grandes negocios. La conclusión es que es muy complejo encontrar un hilo conductor o una hipótesis que permita identificar que diferencia las ideas ganadoras y las perdedoras.

Si analizamos algunos negocios bastante exitosos, muchos de estos nacieron de ideas poco originales, planes de negocio flojos o de ideas copiadas de compañías que entraron primero al mercado.  Algunos de estos ejemplos, son:

  • Los Bonobos son una especie particular de simios cuyo lívido es mucho más alto que el de cualquier otra especie. Sin embargo hoy Bonobos.com es una empresa de moda con ventas multimillonarias y que ha logrado levantar más de U$130 Millones en Venture Capital, alcanzando a ser una marca reconocida que se vende en más de 120 tiendas de Nordstrom y es un ejemplo de Ventas online. Lo paradójico es que Bonobos salió de la idea de dos estudiantes de Stanford (Bryan Spaly y Andy Dunn), quienes pensaron en sacar una línea de pantalones con el “fit” perfecto para hombre y como innovación propusieron que la textura del Corduroy fuera a la ancho y no a o largo como siempre se había usado. Una idea “bastante simple y controversial” por no decir tonta, no?, ustedes hubieran invertido?, yo ciertamente no. Con las valoraciones recientes, si hubiera creído en dicha idea y hubiera invertido U$10.000, hoy tendría más de U$200.000, nada mal, no? Bonobos pasó de ser una empresa que buscaba diseñar pantalones de Corduroy para hombres a ser una verdadera revolución de las ventas online y de la moda.
  • Airbnb nació como una idea durante un gran evento en San Francisco, donde por esos días los hoteles se habían llenado. En 2007, los fundadores Brian Chesky y Joe Gebbia acababan de moverse desde New York hasta San Francisco y buscaban la forma de sobrevivir. En este proceso, notaron que los hoteles en San Francisco se mantenían bastante copados y que dicha capacidad se excedía cuando había ferias de tecnología o eventos populares como lanzamientos de Apple, caso en el cual los participantes deberían quedarse en las ciudades cercanas del área de la Bahía. Su idea?, que las personas que tuvieran un sofá desocupado pudieran alquilarlo a jóvenes como ellos que asistieran a estos eventos. Esta idea es bastante lejana a lo que es hoy Airbnb y el fenómeno de U$ 25 Billones en que se ha convertido, pero si fuéramos al inicio de todo esto, ustedes hubieran invertido en una compañía que buscaba que alguien alquilara su sofá a un desconocido y que un desconocido decidiera quedarse en la casa de algún potencial asesino en serie o de un hippie de la ciudad de San Francisco?, yo hubiera tenido serias dudas en haber invertido, la verdad. Ustedes?, si su respuesta es no, hubiéramos perdido un retorno de 20x.
  • The Dollar Shave Club salió de la idea de que los hombres no necesitaban cuchillas de afeitar costosas, lo que realmente queremos son cuchillas de afeitar de calidad adecuada (sin necesidad de ser Top o elegantes), precio razonable y que le llegaran directamente a nuestras casas periódicamente. Esto implicaba competir con monstruos como Gillette, Unilever, P&G, etc. Hubieran apostado en esto?, bueno, yo tal vez si, pero mucha gente no creyó en este modelo de negocio. Hace poco tiempo, la Compañía fue adquirida por Unilever por U$ 1 Billón, aun cuando la compañía no contaban con ninguna patente, know how ni fabrica para producir cuchillas, todas eran hechas por un tercero en China; todo lo que tenían era un modelo de negocio que había revolucionado la forma en que se compraba esta categoría.

Sobre algunas de estas “tontas ideas convertidas en grandes negocios” hay muchas, pero algunos ejemplos de resaltar son:

  • Pet Rock. Creerías que se pueden vender rocas comunes y corrientes como mascotas?, Ridículo, no?, ok. Gary Dahl no lo pensó así, y en 1975 se le ocurrió vender Rocas como “mascotas libres de mantenimiento”. Las rocas eran vendidas en una caja marcada como “Pet Rocks” y eran puestas sobre una “cama” de heno. Cada una fue vendida por aprox. U$3.65 y el margen Neto era de U$3.  Aunque el furor duró menos de 1 año, Dahr logró vender U$1.5 Millones en “mascotas”, dejándole una utilidad cercana a U$1.3 millones. Nada mal para unos pocos meses de trabajo, no?
  • Ahora, que tal la idea de una App que imite el sonido de las Flatulencias? Hum, no sería mi tipo de inversión y no apostaría nada por esta idea. Ok, Joel Comm pensó distinto, y lanzó iFart App, donde reproduce 26 tipos de sonidos de Flatulencias. Pero quien podría comprar algo así?, bueno, la App que se vende a U$0.99 se ha bajado más de 600.000 veces, dejándole a Joel una utilidad hasta el momento de más de U$400.000. Nada mal, no?
  • En 2005, Alex Tewl pensó que podría vender cada Pixel de su pantalla de computador hasta completar una imagen, cada uno con un precio de U$1 dólar. Para que se completara la imagen, debería vender todos los Pixeles de su pantalla, es decir, 1 Millón de estos. Su estrategia?, promover que este costo era de solo 1 dólar por Pixel y que la utilidad sería para pagar sus estudios. Al cabo de 1 año, vendió todos los Pixeles y logro ganar U$1 Millón.
  • Has pensado en alquilar un pollo?, ok, yo no. pero algunas personas que querían montar sus granjas urbanas de pollos preferían rentarlo y ver si eran capaces de emprender el proyecto, en lugar de comprarlos y luego de desistir, verse sin saber que hacer con su pollo. La empresa, ha logrado alquilar millones de pollos.

Que lección me llevo de todo esto? bueno, que hay ideas maravillosas y disruptivas que están hechas para cambiar el mercado y crear compañías multimillonarias. Pero hay otras ideas menos sofisticadas, más simples y potencialmente tontas que también lo pueden lograr. La diferencia?, el deseo de ejecutar! Todos estos emprendedores tenían algo en común, un deseo de generar valor y sacar adelante sus ideas, sin importar lo locas que fueran. Se imaginan lo que le  dirían a Gary Dahl cuando les contó a sus amigos de su idea del “Pet Rock”, o cuando Mark Levin fundador de Dollar Shaving Club propuso filmar su propio comercial por los bajos recursos que tenían (www.dollarshaveclub.com); no, solo algunos pocos les hubieran creído.

Mi explicación a todo esto es que toma más que la simple razón o el análisis lineal de los hechos para poder explicarlo.

A nivel sub-atómico, la realidad no existe, las formas no existen, solo partículas de energía pura, que a través del Boson de Higgs se transforman en materia. Nuestra realidad esta construida sobre energía que toma forma y no hemos podido explicar a nivel científico con exactitud como se da este proceso. Por ejemplo, si tomamos cualquier objeto físico y lo dividimos infinitamente hasta alcanzar su esencia, llegaríamos a la fuente de todo, energía, vibrando a múltiples velocidades, que es en esencia lo único que diferencia un objeto de otro. Al final, toda la creación no es más que energía vibrando a velocidades diferentes. Las más bajas vibraciones corresponderán a materia solida que parece inerte, por ejemplo rocas, y las más altas vibraciones parecerán luz u otras figuras ya metafísicas que no entendemos ni comprendemos con nuestros sentidos actuales.

Así, todo lo que soñamos, pensamos, hacemos o emprendemos es energía y somos nosotros mismos los que le imprimimos esa marca única de que energía queremos que genere, lo que a la vez se convertirá en acciones, en logros, en compañías y negocios. Por esto, la real diferencia entre estas ideas es la energía que se les imprimió al pensarlas, al desearlas y al llevarlas a cabo, energía cargada de propósitos reales de éxito, de deseos concretos de crear valor  y convertirse en realidades exitosas. Más allá de lo que digan los libros de autoayuda u otros, es física cuántica lo que explica todo esto, no religión ni creencias de autoayuda.

Por esto, no le gastes mucho tiempo a buscar la idea perfecta para poder empezar, lo importante es preocuparte por buscar el estado mental e interior que te permita encontrar esa idea y que, cuando la encuentres, puedas ejecutarla con toda la energía que haga que la idea, tonta o brillante, sea irrelevante y que se convierta en un negocio o iniciativa exitosa y la única forma de hacerlo es encontrar a través de la paz interna, el lugar donde todas estas ideas se forman y ser capaces de llevarlas a nuestro subconsciente en el estado de energía que queremos que lleguen, pero como se hace esto? Como decía Nicola Tesla, “Lo que para un hombre es Dios, para otro son las Leyes de la física”.

El secreto radica entonces en entrar en contacto con la fuente misma de las ideas en el campo de infinitas posibilidades, tomarlas e imprimirles la marca de energía adecuada, y mandarlas de nuevo al campo de la realidad con los objetivos claros para que las mismas se materialicen en lo que realmente queremos, sin desgastarnos en juzgar si esto es física, religión o simples creencias, pero entendiendo como lo dice el Kybalion, que “el Universo no es más que una creación mental y que aquel que entienda esto, podrá crear todo aquello que sea capaz de soñar y ahí, sus oídos y entendimiento se abrirán y podrá encontrar la sabiduría que le había sido escondida”.

El crear y el lograr el éxito tiene que ver más con el estado mental de quien lo piensa que con la idea misma, lo que al final me permite explicar el porque idas como Pet Rock son exitosas: Un deseo gigante de lograr el éxito y de convencer a otros de que su idea (o negocio) es sobresaliente. Con esto, ya está hecho el 90% del trabajo!

Mi experiencia en un año de Cambios

Para mi, este año que hoy termina es la conclusión de un periodo de cambios profundos, tanto a nivel físico como mental. Ha sido la materialización de cambios buscados y deseados por mucho tiempo, pero que se habían demorado porque en el fondo, no había tenido la fortaleza para enfrentar lo que implica salir de la zona de confort.  Por esto, hoy quisiera compartir con ustedes algunos de los aprendizajes que me dejó este año, seguro de que muchos de ustedes mis amigos han pasado o están pasando por procesos similares, y que al compartir estas experiencias (las mías, y las suyas), podamos acelerar nuestro proceso de aprendizaje y hacer que los cambios que queremos lleguen más rápido, lleguen más fácil y que al llegar, nos generen más satisfacción y menos miedos:

Algunos aprendizajes importantes, fueron:

  1. Muchas veces queremos los cambios, pero no queremos salir de la zona de confort: Cambiar significa salir de la zona de confort, y cualquier deseo de cambiar, debe llevar implícito el deseo de afrontar lo desconocido, de adentrarse en terrenos en los que nunca hemos estado y buscar el disfrute de lo nuevo, del desasosiego de sentirse sin saber lo que se hace, de ser vulnerable; en síntesis, de abandonar aquellos pilares que hacen fuerte el Ego y redescubrir la vulnerabilidad que nos hace humanos, que al final, es la fuente principal de la evolución y, por ende, del progreso. El miedo de lo desconocido puede ser nuestro más grande freno o el más grande motor, dependen de cómo lo afrontemos; solo podremos desarrollar capacidades sobresalientes cuando afrontamos los miedos, los entendemos y deseamos conscientemente superarlos, sin detenernos a pensar en el como y sin desgastarnos en el porque de los mismos, solo con el deseo absoluto de superar los miedos y alcanzar los tesoros que se esconden más allá de nuestros temores. Sentirse vulnerable y salir de la zona de confort es la única forma de crear nuevas habilidades y fortalezas y, por ende, de evolucionar. Por eso, para poder cambiar, hay que también desear el miedo de sentirse fuera de la zona de confort y disfrutar el cambio, como principio generador de nuevas habilidades que aceleran la evolución.
  1. Los sueños deben ser claros y debemos tenerlos en nuestro consiente e inconsciente: Muchas veces no alcanzamos nuestros sueños simplemente porque no los tenemos claros, dudamos de ellos y nos dejamos confundir. En la sabiduría del Universo, nuestro inconsciente se hace cargo de la mayoría de las decisiones que nuestro cuerpo y nosotros mismos tomamos: respiramos sin darnos cuenta, nuestros órganos operan sin nosotros saberlo, nuestros sueños se generan en la mayoría de los casos sin nosotros programarlos, y todo esto pasa gracias a nuestro inconsciente. Lo que no tenemos claro algunas veces es que nuestro inconsciente se alimenta de nuestras dudas, temores, miedos y frustraciones, y asume estos como las órdenes para operar y los objetivos de lo que debe buscar. Más allá de cualquier ciencia esotérica, es la ciencia física que dice que de todos los impulsos y estímulos que pasan a nuestro alrededor, nuestros consciente solo percibe un 1%, es decir, el 99% de lo que pasa a nuestro alrededor pasa inadvertido para nuestro ser consciente, por lo que nuestro inconsciente se vuelve el filtro que nos permita captar aquellas cosas de nuestros alrededor que van a llamar nuestra atención, que serán nuestra realidad y que, de alguna forma, veremos como oportunidades. Así, es clave programar nuestro subconsciente para que identifique todo aquello que queremos alcanzar y que son nuestras metas y sueños, a través de afirmaciones claras e imágenes mentales precisas de cómo queremos nuestros futuro y como queremos vivir nuestras vidas. Más que magia, veremos el ser (consciente y subconsciente)  interactuar con el exterior, o campo de infinitas posibilidades, para traernos y hacernos visibles aquellas oportunidades que estamos buscando.
  1. Los sueños deben buscar más que cosas materiales: Aunque parece cliché, los sueños basados solo en cosas materiales son muy cortos y pensar solo en estos representa una gran perdida de oportunidad como seres humanos. Nuestro potencial es gigante, y en la mayoría de los casos, todos nosotros desgastamos nuestras vidas buscando el sueño que nos han hecho creer que es el objetivo de la vida: Casarse, tener una casa, un carro, una segunda casa en la playa y, cuando todo eso se logra, hacer un “upgrade” de todo y buscar una casa mejor, un carro mejor…. En un ciclo infinito de nunca parar y de nunca alcanzar lo deseado. Por eso, para poder alcanzar sueños grandes, debemos hacernos preguntas grandes y buscar de verdad entender la razón de porque estamos aquí, para que estamos aquí, cuestionando el estatus quo de la sociedad y todas las lecciones que nos han enseñado como la “vida normal”. Sin alcanzar este nivel de crecimiento, nunca podremos salir de la falsa vida ideal que nos han vendido y tomar las decisiones adecuadas para nuestra vida. Sin preguntarnos y cuestionarnos el porqué de la vida, nunca podremos salir del ciclo descendente de desear, comprar, deber y tener que trabajar como esclavos para pagarlo. Sin cuestionar nuestras enseñanzas religiosas, nunca cuestionaremos la validez de la teoría de Adán y Eva y el pecado original que nos hace vivir en deuda con alguien, que no sabemos quien es, y con culpa, sin saber porque, creyendo que debemos sufrir por algo que alguien hizo y sin entender claramente que debemos hacer para redimirnos. Este cuestionarnos y buscar la verdad de la vida es lo único que nos puede hacer libres y, por ende, nos permita tener sueños grandes que nos aseguren la verdadera felicidad: Encontrar en nuestro interior la libertad de ser quien queramos ser, de sabernos dignos de recibir todo aquello que queramos y de trascender más allá del deseo material personal, buscando la evolución y la libertad de todos los humanos. Este dicho momento además, por adición obtendremos también la libertad económica que nos permitirá tener, como valor agregado, todas aquellas cosas que podemos disfrutar, ya sin ser esclavos de ellas ni depender nuestras vidas de un trabajo que permita vivir para pagar aquellos que tenemos y que a duras penas tenemos tiempo para disfrutar.
  1. Dentro de nuestros deseos y sueños, debemos tener en cuenta el Vivir, no solo el subsistir: Nuestra sociedad glorifica el estar ocupados y esclavizados sin tener tiempo para vivir. En nuestra sociedad, honramos a aquellos abnegados hombre que buscan trabajar y trabajar, abandonando su propia vida, sus familias, sus sueños y sus hobbies por la búsqueda de quimeras u objetivos quijotescos que no buscan sino la glorificación del Ego y, que al final, lo único que hacen es dejar hombres desgastados, en soledades profundas aunque estén rodeados de gente, con sueños inconclusos y frustraciones profundas. Yo, prefiero el tener sueños que busquen mi crecimiento, el compartir con otros y que a la vez, me permitan alcanzar el disfrute de Esta Vida, la única que tengo, y la única que puedo disfrutar. Ya no sueño con tener millones de dólares en una cuenta bancaria, viendo la vida pasar desde una rascacielos en alguna ciudad gigante del mundo, soñando con 5 días de vacaciones al año donde pueda salir a gastar como loco aquello que no puedo hacer gradual durante el resto del tiempo. Hoy prefiero tener cosas materiales si, pero acompañadas del tiempo para disfrutarlas, de los amigos para gozarlas, de la familia para compartirla y de la salud y ganas para poder vivirlas. Al final, parece que se nos olvida que aquí estamos es para vivir, y no para conseguir o acumular (dinero, logros, títulos, éxitos, etc.) cosas que, sin el tiempo suficiente y sin la paz mental que nos permitan su disfrute, se vuelven solamente lastres que llevaremos a la otra vida, como regalos que dejamos sin abrir y que nos perseguirán a donde vamos, con el remordimiento de la vida perdida y las oportunidades derrochadas por la búsqueda infinita de tener, y no de ser y disfrutar, que al fina es la síntesis de la existencia.
  1. Por último, Soñar significa buscar y estar preparado para encontrar: Así, si soñamos solo con lo conocido, nuestros sueños se quedaran muy cortos, ya que estarán limitados por nuestras propias barreras mentales y por el limitado conocimiento del mundo que tenemos. Si los sueños son el motor de los cambios, nuestros cambios estarán limitados por la capacidad que tengamos de soñar y si, nuestros sueños están limitados por nuestros conocimientos y experiencias, el compas de cambios y crecimiento en nuestras vidas estarán limitados por aquello que conocemos y que al final se convierte en nuestra realidad. Para alcanzar grandes cosas, se debe buscar lo desconocido, se debe adentrar en aquello que se ha mantenido más allá de nuestro alcance, ya que es esa la única forma en la que constantemente ampliaremos el compas de nuestras vidas, llevando los sueños a un nivel superior, adentrándonos en aquello que desconocemos y que está por fuera de nuestra realidad perceptual, expandiendo nuestros niveles de conciencia y, por ende, alcanzando sueños, que a la vez se convertirán en acciones y que luego serán logros o experiencias, las cuales serán en dichos casos realmente sobresalientes y, aunque para muchos parecerán magia o no alcanzaran a entender como se alcanzaron, para aquellos que se arriesguen en buscar más allá de sus límites, serán solo el reflejo de su valor por salir de la zona de confort, de tener ideas claras y visiones especificas de sus metas, de tener un deseo real por preguntarse la razón de la vida misma, por disfrutar de sus sueños y por apuntar con ellos a las estrellas. Es allí donde se construyen las grande cosas, se forman los grandes hombres y las grandes empresas y se hacen hombres felices, íntegros y en proceso de evolución.

Gracias a esto, puedo decir que este año fue para mi un año maravilloso, que me permitió soñar y alcanzar muchas cosas que hoy quiero compartir y agradecer: Gracias por un año de matrimonio maravilloso, que hoy nos permite tener una hija que está llenando nuestra vida de luz; Gracias por un trabajo retador y placentero, que me permite soñar y crear, así como compartir con gente excepcional que me reta y que sueña conmigo en trascender; Gracias por una familia que crece y se consolida, y a la que cada vez quiero más al entenderla y dejarla ser, sin quererla controlar; Gracias a los amigos, a quienes cada vez entiendo mejor, quiero más y deseo crecer y compartir mucho más con ellos; Gracias a todos lo que se cruzaron en mi camino este año, a quienes recuerdo con gratitud sin importar si nuestro encuentro duró meses o minutos y por último, gracias a la vida y a la Fuente por la claridad que me regaló este año, por el conocimiento y por la luz y, más que nada, por la Vida, fuente y oportunidad para la creación de todo aquellos que seamos capaces de soñar!

Un muy feliz 2017 para todos!

El Problema real son los “What if”. Por eso, “Fuc&@ los What if”!

De pequeños, a todos nos gustaban los cuentos. Nuestros padres nos los contaban en las noches, los leíamos en el colegio y las películas infantiles los reforzaban. Historias maravillosas de finales felices, donde el príncipe siempre llegaba a tiempo para rescatar a la princesa antes de que el dragón la devorara.

Nos enseñaron a apreciar los finales de cuentos rosas, las familias perfectas, las calles con niños en bicicleta y carritos de helado con música en el fondo mientras los niños cruzan saltando la calle de la mano de sus padres. Escenas todas maravillosas, que nos volvieron adictos a los finales felices. Excepto por José Miel y su eterna búsqueda infructuosa de su madre, solo recuerdo que nos enseñaron que la vida era maravillosa, las familias perfectas, las carreras exitosas y las tardes soleadas. Entiendo a los padres y mayores, que en su infinito deseo de protegernos, quisieron construir un mundo ficticios en el cual el éxito era una escenografía prefabricada, la felicidad un sabor a calle de suburbio americano en 4 de julio y el éxito un reflejo de un carro de lujo recorriendo Sunset Boulevard o la Quinta Avenida.

Al crecer, empezamos a darnos cuenta que el mundo no era ese que nos  contaron en los cuentos, que Cenicienta no existía, que difícilmente podrías tener la calidad de vida de Joey o Ross en Friends viviendo en sus 20´s en New York o que crear el próximo Facebook no iba a ser tan fácil como creías.   En ese instante, muchos de nosotros recordamos las historias maravillosas de  nuestra infancia y decidimos construir nuestras propias historias maravillosas y, a falta de creatividad para escribir nuestros propios cuentos, tomamos lo primero que tenemos a la mano, y lo llamamos aquellos “What if”, aquellas situaciones que tuvimos cerca, que nunca vivimos y sobre las cuales nos quedamos fantaseando sobre como hubieran terminado si las hubiéramos vivido.

En mi caso, las historias que me invento son del Banquero de Inversión de Wall Street que nunca fui, o de la Venta de la compañía de internet a la cual renuncie, o los caminos que no recorrí, el beso que nunca di o aquello que nunca dije. Y, siguiendo el ejemplo de lo que me enseñaron de pequeño, en mis fábulas siempre los finales son felices, por lo que imagino que aquellos “What if” siempre tendrían un mejor resultado que el hoy ya que, al final, siempre serán historias fantásticas, idealizadas al máximo, basadas solo en momentos puntuales y en escogencias que hicimos que nos llevaron justo a donde estamos hoy.

En nuestros cuentos de hadas creados para Adultos, o “What if” como me gusta llamarlos, pocas veces imaginamos la vida como realmente hubiera podido ser: nunca hubiera sido el banquero de inversión que despidieron de Lehman Bothers en la crisis de 2009, o el emprendedor que murió de una sobredosis, o el exitoso inversionista con tres matrimonios y ninguna mujer a quien amar.

Se nos olvida que de adultos, siempre seremos en el fondo los mismos niños asustados que buscamos en lo que nos enseñaron de pequeños las respuestas a todos:  Construiremos cuentos para escapar de la realidad, buscaremos refugio en nuestra imaginación en lugar de enfrentar la maravillosa realidad que tenemos en frente, y buscaremos ganar en todos los juegos que de mayores hemos de jugar como nos enseñaron de pequeños: buscaremos ganar en los negocios para demostrar que somos mejores, amasar fortunas, tener objetos, es decir, llevar a una nueva escala lo mismo que hacíamos cuando pequeños: jugar a ser alguien, y querer ser el mejor en dicho juego. Al final la vida es eso, un largo juego a construir, a vivir, a ser… que en síntesis es la esencia misma del aprender, del participar en este juego infinito que es el retorno a la esencia de lo que somos, el retorno a casa, al Todo.

Por eso, para mi hija que esta por nacer (Amelia), le estoy preparando miles de historias nuevas, miles de cuentos en donde el príncipe se pierde en el camino antes de encontrar a la princesa, quien se cansa de esperar y se consigue un nuevo caballero; le hablare de aquel príncipe que lo pierde todo por un amor desbocado que le arrebato su matrimonio y su reino. Le contaré de sueños que se hicieron realidad, y de otros que no lo fueron, de amores que se dieron, y de otros que no. Le contaré de fortunas que se hicieron, y de otras que se perdieron y que todas estas historias, sin importar el resultado, son todas maravillosas. Le enseñaré que no se requiere un final feliz para que sea maravillosa o excitante, ni que se requiere el reconocimiento de otros para validar una experiencia. Le enseñare que la experiencia es el sentido mismo, el resultado y el objetivo del juego. Que el ganar no es ni mucho menos el punto de llegada, ya que este puede ser solo el punto de partida, o en algunos casos, el punto de llegada equivocado. Le contaré que el objetivo de vivir es eso, vivir, no ganar ni construir cuentos de rosas, sino vivir con sed incesante del vivir mismo, ajeno al resultado, sin importar el final del cuento, porque todo…. todo, será parte del retorno, el infinito camino a casa que nos llevará de aventura en aventura, de finales felices a tristes y a felices de nuevo, solo con el objetivo de aprender y llegar a casa con toda la sabiduría requerida para entender la razón misma del camino.

Y por último, cuando tenga la edad, le diré que nuca piense en el “What if”, es más, le enseñara a decir “Fuc$%& el What if” cada vez que piense en eso, y que en lugar de inventarse una novela rosa sobre cada decisión no tomada en su vida, disfrute cada aventura que le presente la vida, sabiendo que cada una será maravillosa.

El Secreto del Éxito… o del sutil Arte de mandar todos al Carajo.

Todos queremos el éxito en nuestras vidas; lo que pasa es que Éxito significa tantas cosas diferentes, todas ellas dependiendo de quién lo piense. Para un padre de familia en Somalia, el éxito será traer cada día algo de comida a su casa, mientras que para un corredor de bolsa en Wall Street, el éxito será alcanzar un bono anual que supere las 7 cifras. Cual es más exitoso?, ambos, a su propio modo. El padre de familia si no lleva la comida a su casa cada día, verá que sus hijos empezaran a deteriorarse y eventualmente morirán, creando caos total en su vida. El corredor de bolsa que no lleve su gran cheque a casa no podrá pagar su apartamento en el Upper-West-Side, lo podría perder y eso sería desastroso para su estilo de vida. Lo que quiero decir es que Éxito significa algo diferente para cada quien, porque cada uno de nosotros tenemos creencias, vivencias, sueños, deseos y contextos diferentes. Por esto, antes de querer alcanzar el éxito, lo primero es entender que significa esta palabra para cada uno: entender el contexto de nuestras vidas, clarificar nuestros sueños, entender los motivos para querer hacer algo y buscar cómo el alcanzar esto nos dará felicidad, que es al final de todo la razón para querer alcanzar el éxito. El éxito solo será una meta deseable si nos trae felicidad y bienestar, ya que en los casos contrarios entramos en el campo de las tergiversaciones psíquicas o maquiavélicas como Hitler u otros que no vale la pena entrar a analizar.

El éxito será entonces el cómo alcanzar aquella meta que nos hemos propuesto en la vida. Y suena sencillo, pero es bastante complejo para la mayoría de nosotros.

Pasaré muy rápido por la primera parte, y es definir aquella meta o punto de llegada al cual llamaremos éxito. Normalmente, este punto todos lo tenemos claro, pero lo llamamos diferente: unos lo llaman sueño, otros ilusiones y otros más se refieren a él como “que haría si no tuviera que trabajar”, o “como viviría si no tuviera que pagar mis deudas”.  En mi caso es sencillo: Quiero crear, construir cosas, crear compañías, crecer compañías. Tener ideas y llevarlas a la realidad, y que en ese proceso, muchas personas se beneficien.

Después de tener esto claro, llega la parte más compleja: ¿Cómo alcanzarlo? Y aquí es donde quiero referirme al “Sutil arte de mandar todos al carajo” o como lo dicen los americanos, “don´t give a f@ck”. Esta es la parte más importante, más difícil y de la que menos gente habla.

En Colombia y en general en Latinoamérica, vivimos en una sociedad con parámetros claros de que se puede hacer, que no, como se debe vivir, como ser bueno y como ser malo también. Tenemos claro en la mayoría de los casos que es ser exitoso para el común de la gente. Familia, carro, casa, finca y vacaciones regulares. Pero este sueño es el primero que hay que mandar al carajo. El sueño de La Casita (Familia+Carro+finca+Vacaciones) como yo lo llamo es la mayor restricción para que todos alcancemos nuestros verdaderos sueños, porque limita, constipa y extermina de plano la oportunidad de tener vidas felices pero que no cumplan con este perfil. Por eso, lo primero es mandar al carajo este sueño y que no nos importe (o don´t give a f@ck”) lo que las familias, los amigos, los jefes u otros piensen de nosotros por querer construir sueños propios, únicos, soñados para nuestras propias vidas y no para la vida de otros que diseñaron los sueños clásicos de nuestra sociedad.

Lo segundo es mandar al carajo (o “don´t give a f@uck”) acerca de todas las creencias que nos metieron en la cabeza: eso es muy difícil, conténtese con lo que tiene, no sea desagradecido, es mejor mala conocido que bueno por conocer…. etc., etc. Para alguien como yo además criado bajo principios católicos, implica un paso más, y es el mandar al carajo las creencias de que el dinero es malo, de que vinimos a sufrir en este valle de lágrimas y tantas otras preconcepciones que muchos asumimos como propias y que en realidad son simplemente conductas diseñadas que nos inculcaron con algún fin específico y oculto que aun desconozco. El mandar al carajo todas estas creencias implica asumir una libertad inmensa: desapegarse de conductas y creencias que nos limitan y abrirnos al potencial infinito de nuestras propias capacidades y sueños.

Por último, implica mandar al carajo nuestros propios miedos. Esta es la parte más difícil, porque después de habernos desprendido de los sueños preestablecidos por otros y haber creado nuestros propios sueños, después de haber mandado al carajo a todos los demás que quieren imponernos sus creencias y limitaciones, viene la parte más compleja: mandar al carajo nuestros propios miedos, que no son más que aquella parte nuestra desarrollada por miles de años, que busca “protegernos” de los peligros. Implica sobrepasar los impulsos de nuestro cerebro primario que nos manda a correr o a pelear en momentos de miedo e incertidumbre, de temor ante lo desconocido. Esto solo se puede lograr entendiendo que no hay nada que perder, que no hay nada que temer y que todo se puede. Si otros humanos han logrado crear grandes cosas, nosotros también lo podemos hacer, porque tenemos el mismo ADN, la misma capacidad cerebral, la misma estructura ósea y cognitiva. Tenemos todo lo esencial igual, lo que implica que bajo las condiciones adecuadas podemos alcanzar lo mismo o más que aquellos grandes genios que se atrevieron a soñar. Si ellos lo hicieron, es porque todos nosotros también podemos. Solo implica que nosotros mismos creemos las condiciones adecuadas: tengamos la meta, creemos la motivación, hagamos el esfuerzo y creamos que si se puede y que si vale la pena alcanzarlo.

Por último, implica No mandar al carajo aquellos que están a nuestro alrededor, así piensen diferente, pero mandar sus creencias al carajo, y no importarnos (o “don´t give a f@uck”) acerca de sus dogmas, limitaciones o críticas, porque todas esas partirán de sus limitados puntos de vista, los cuales entendemos y respetamos, pero no compartimos, y no permitimos que se conviertan en nuestros propios limitantes.

Ahora, yo tengo claro que es lo que voy a mandar al carajo a partir de ahora. Y tu?, que vas a hacer?

En un mundo de cambios acelerados, como está cambiando usted?

“En tiempos de cambios profundos los que saben aprender heredarán la tierra, en tanto que los que creen saberlo todo se encontrarán bellamente dotados para manejar un mundo que ya no existe más”. Eric Hoffer.

Estamos viviendo en un tiempo de cambios exponenciales. Sea que nos demos cuenta o no, los cambios a todo nivel se dan cada día a nuestro alrededor con mayor velocidad. Estos cambios implican nuevos descubrimientos en lo científico, avances en tecnología, en conocimientos, en crecimiento personal y en revoluciones sociales. Y todo esto está pasando aquí y ahora a nuestro alrededor, alterando de forma importante el mapa social y geopolítico del mundo que hoy conocemos.

En toda la historia de la humanidad, que se remonta según algunos científicos a algo así como 160.000 millones de años, nuestro ADN solo ha cambiado un 7% con respecto a los primeros homínidos, y de este cambio, aproximadamente un 5% se ha dado en los últimos 200 años; es decir, hoy somos literalmente diferentes a la casi total de hombres que han vivido en la tierra en toda su historia. Este cambio en nuestro código genético ha propiciado el surgimiento y desarrollo de la raza humana y ha despertado cambios exponenciales en nuestras estructuras sociales y formas de vida. Hoy vivimos en un mundo globalizado, con acceso a tecnología y conocimiento casi infinito desde nuestro teléfono celular.

Todo esto ha traído consecuencias positivas y negativas, claro está.  Cada vez hay más guerras, intereses económicos encontrados, luchas de poderes de las grandes potencias por el dominio mundial, etc. Esto no es nuevo, y lo ha vivido la tierra desde que los Romanos y los Barbaros intentaron obtener el dominio global.

Sin embargo, quisiera enfocarme en los cambios positivos, aquellos que por su misma naturaleza son menos escandalosos y tienden a pasar desapercibidos. Son aquellos cambios que se están dando en nuestro colectivo social, a niveles tan profundos que rara vez nos damos cuenta y que nos están permitiendo a todos iniciar un proceso de mayores preguntas, las cuales es posible nos puedan conducir algún día a emprender un mejor camino de vida y de evolución.

Hoy nos estamos haciendo preguntas sobre nuestros regímenes de gobierno: ¿son nuestros dirigentes competentes?, ¿nos están prestando atención?; estas preguntas simples han llevado a revoluciones como la de Ukrania y Egipto.  Nos estamos cuestionando sobre nuestra sostenibilidad, la dependencia de combustibles de origen fósil, las semillas genéticamente modificadas. Estamos replanteándonos la educación, el bullying, los valores a nuestros hijos y tantas otras cosas, que hacen que estemos viviendo una de las épocas más maravillosas de la historia humana, comparable tal vez solo con el renacimiento, época con la cual compartimos el inmenso deseo de repensar las costumbres establecidas, buscando nuevos ideales y tratando de reconfigurar las fibras sociales.

Estos procesos están llegando también al nivel personal, y están tocándonos a cada uno de nosotros. Cada vez son más las personas que se preguntan porque hacen lo que hacen, porque viven como viven y porque creen en lo que creen.  Estas preguntas están abriendo la puerta para un nuevo nivel de conciencia, en el cual somos cada día más cocientes de que nosotros somos los únicos responsables de nuestras propias realidades. Esta nueva realidad nos invita a repensar nuestras vidas desde la pregunta más antigua y básica de ¿para que vinimos a este mundo?. Esta sola pregunta, tan infinita y abierta como es, nos lleva a profundizar en cada una de nuestras actividades y estados de nuestras vidas, buscando entender la razón real (ó el problema raíz) que nos lleva a vivir como vivimos. Algunos llaman a este proceso el Despertar, algunos otros científicos lo llaman evolucionar en nuestros modelos mentales y de conciencia colectiva y otros simplemente lo llaman estar más atentos y dejar la zona de confort.

Sin importar como lo llamemos tú o yo, lo importante es que estemos alerta a este nuevo cambio de paradigma, que nos permite cuestionarnos todo y buscar la razón de nuestras vidas.  En esta nueva era, ya no es válido decir que estamos en un lugar que no nos gusta porque no tenemos donde ir, que hacemos algo que odiamos porque no tenemos o no sabemos hacer algo más, que estamos con quien no queremos porque no hay nadie más que nos guste o a quien le gustemos; ya no es posible, porque el mundo de hoy nos da la oportunidad (y el deber) de sabernos responsables de nuestro destino, desligando a todos aquellos que por tantos años hicimos responsables de este destino indeseado que vivíamos (padres, esposos, sociedad, política, etc.) y entender que la única razón por la que estamos aquí, es para ser felices, y obrar en total alineamiento y armonía con lo que somos y queremos ser. Para esto, después de hacernos la pregunta de ¿para qué vinimos a este mundo?, la respuesta más probable de obtener es que estamos aquí para ser felices, lo que nos lleva a su vez a una nueva pregunta: ¿Qué es aquello que me hace feliz?. Es aquí donde radica lo hermoso de la pregunta y es que ésta tendrá una respuesta y un significado único para cada uno de nosotros. Si tu respuesta fue para ser rico, exitoso o ser jefe, piénsalo de nuevo, ya que ninguna de estas conlleva per-se la felicidad.

En mi experiencia, la felicidad radica en encontrar quien soy realmente, debajo de los estereotipos sociales y de la educación que nos enseñó a ser de una manera predeterminada. Es entender y visualizar aquello que está en la intersección de lo que sueño, lo que disfruto y en lo que soy bueno. Allí está el tesoro de la felicidad.

En mi caso, he respondido la primera pregunta, y en efecto mi respuesta es que vinimos aquí para ser felices. Estoy en el proceso de profundizar en la segunda pregunta de “qué significa la felicidad para mí”. Aunque no tengo la respuesta clara ni he logrado consolidar una visualización única de esto, sé que la felicidad para mi tiene muchos elementos de familia, pareja, amigos, liderar a otros, crear, crecer y vivir en un mundo de infinita abundancia y expansión. Aun no se todos estos elementos que figura, idea o concepto formen conjuntamente, y ni siquiera sé si llegaré a consolidarlo, pero ya el haber identificado estos elementos me permite empezar a explorar y disfrutar cada uno de estos aspectos de mi vida que conforman lo que para mí es la felicidad, que al final es la razón de estar aquí y de despertarme cada día.

Y para ti que es la felicidad?, en qué etapa de las 2 preguntas estas?

Juan F. Arango

Twitter: @arango_juan